Una agenda progresista para Envigado

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Por Álvaro Córdoba Obando / Docente de la Universidad de Antioquia

Si debiéramos aceptar el discurso “oficial” que se ha mantenido desde hace más de cincuenta años por las estructuras clientelares que parecen una hegemonía inamovible en Envigado, sería absurda una propuesta que pretenda cambiar el statu quo que heredaron de políticos de antaño quienes departían tranquila y ostentosamente con los jefes de los carteles de la mafia y fingían de nobles campesinos o inocentes caballistas, para no hablar de filántropos empresarios emergentes (Restrepo E., 2015), que de la noche a la mañana se quedaron con equipos de fútbol, inmuebles por cuadras y cuadras, como si fueran los mismísimos herederos del rey Midas; un lote baldío, luego un parqueadero, una casa antigua reliquia colonial, luego un edificio y finalmente un centro comercial, depósito de materiales de construcción, restaurante y locales para venta de chucherías Made in China, como en el Hueco, fincas de recreo o para desaparecer indigentes, homosexuales, drogadictos (Instituto de Estudios Regionales – INER, UdeA, 2019) y ahora inmigrantes venezolanos.

¿Para qué la innovación, para qué pensar la reconversión industrial, o visionar la vocación económica del territorio en el marco de la crisis climática, y la inmensa ola de migración humana en el mundo a causa de la pobreza, el hambre y las guerras por codicia extractivista del norte global, si somos el Mónaco de América Latina? Así lo decían en los ochenta y así lo recitan hoy con altivez y aparente solvencia intelectual en el sagrado recinto de la democracia señorial, el Concejo municipal de Envigado.

Sin embargo, el incremento de la pobreza, la falta de programas para paliar el hambre postpandemia, reducir el desempleo, combatir el uso y abuso de drogas en población juvenil cada vez más joven en todos los estratos sociales, la vinculación a las plazas de vicio y las estructuras criminales del microtráfico, se acompasa con el incremento de las fronteras y estigmatizaciones desde la institucionalidad y desde ciertos sectores sociales económicamente emergentes contra los pobres, los inmigrantes, los indigentes, los desempleados en una acelerada fascistización de la sociedad y la cultura. Diríamos entonces que nada se ha hecho para revisar de manera auto-crítica, franca y humilde la transformación de la cultura envigadeña por fuerza de las prácticas criminales de enriquecimiento y ascenso social, lo que nos plantea de entrada un gran desafío en la construcción de cultura para la paz y de una auténtica democracia más allá de lo que pueda avanzar el gobierno nacional en materia de paz total con organizaciones armadas ilegales como “la oficina” cuyos sucesores o herederos políticos, afirman que es un mito, que no existe y niegan como si pudieran tapar el sol con un dedo.

Entonces aparece también la burbuja inmobiliaria, la especulación con la plusvalía del suelo en zona urbana y rural del municipio, el cambio de la vocación y el ordenamiento territorial invadiendo y amenazando zonas ambientalmente protegidas como bosques, quebradas, cuencas, humedales, el pulmón del municipio y del área metropolitana, la gentrificación progresiva y silenciosa de comunidades con precarias condiciones socio-económicas para que “el que no tenga con qué pagar los impuestos venda y se vaya”, como decía el cacique electoral del municipio, hace unos años a quienes se quejaban por el incremento en el impuesto predial, sin que sus entornos hayan sido beneficiados por los megaplanes viales dirigidos y concentrados en los barrios y urbanizaciones cerradas de los estratos más altos.

Por esa misma razón no se habla del derecho universal a la salud, de la promoción y prevención, de la oferta descentralizada, con enfoques diferenciales y se mantiene una estructura clientelar basada en la prevalencia del negocio y la capacidad de pago, no en la responsabilidad del Estado en la protección y garantía de un derecho fundamental sin distingos de condiciones socio-económicas de sus habitantes. Peor aún hablar de Derechos Humanos y llamar la atención sobre la violación sistemática durante décadas.

De igual manera se evade la discusión sobre la pertinencia y la calidad de la educación en el municipio, desde el nivel pre-escolar hasta la educación superior, manteniendo la obsolescencia de la oferta pública sin siquiera revisar la visión de futuro del municipio, la vocación económica, la demanda laboral de la región, ni las necesidades educativas, materiales, culturales y espirituales de la población nativa y nuevos habitantes del municipio, teniendo en cuenta los procesos interculturales que acontecen en el municipio y en el mundo, a consecuencia de la ola migratoria de los últimos tiempos, como ha sido siempre a lo largo de la historia de la humanidad, que nos ayuda a superar los complejos regionalistas y la racialización y discriminación de las relaciones humanas.

Por eso mismo, no se piensa el territorio en el mediano y largo plazo, las instancias de planeación no planean, sino que surten un proceso netamente burocrático para avalar los caprichos de los políticos de turno para gastar el presupuesto público en lo que da más coimas y más votos, contratos, contratistas, aliados y “amigos” de esos mismos apetitos desmedidos por el poder y el enriquecimiento con dineros públicos, para tener una finca como la de James Rodríguez o construir un puerto privado en Urabá, etc., como los mafiosos de los años ochenta amigos de don Jorge Mesa Ramírez a quienes ellos mismos le rinden honores todos los días en el “palacio municipal” símbolo de la “democracia” que nos caracteriza.

Como en la película “la dictatura perfecta”, este modelo está siendo exportado como buena práctica de gobierno y gobernabilidad, como experiencia exitosa en paz y calidad de vida, sin mencionar que esta gobernanza parece tener en el transfondo la criminalidad y la ilegalidad mafiosa desde hace más de cincuenta años y que por miedo o cobardía, por simpatía y doble moral nadie se ha atrevido a cuestionar y a cambiar.

Por esa misma razón es indispensable repensar la democracia en Envigado, reconstruir el tejido social destruido a sangre y fuego desde los años ochenta hasta ahora, documentado en el informe de la investigación realizada por la Universidad de Antioquia para la Alcaldía de Envigado, en la que el ente municipal sería el responsable de miles de víctimas de las políticas de seguridad y de las instituciones creadas a instancias del concejo y la alcaldía como el Departamento de Orden Ciudadano – DOC o Departamento de Seguridad y Control – DSC- de ingrata recordación para los sobrevivientes. Reconstruir una democracia transparente y robusta que no subordine e instrumentalice a organizaciones y líderes bajo las estructuras y prácticas clientelistas que sostienen el régimen local.

Las fuerzas progresistas tienen aquí y ahora la oportunidad para tomar distancia y marcar la diferencia, reivindicar con valentía las miles de víctimas de esta hegemonía, honrar la memoria de quienes murieron en la resistencia y la oposición, proponer una agenda para que la ciudad señorial pueda poner la cara ante el mundo y mirarse a sí misma sin vergüenza, sin miedo, con la esperanza firme, con dignidad, como aún lo hacen los alemanes después del Holocausto, aunque algunos pocos aquí sigan siendo admiradores del Führer y se llamen a sí mismos “gente de bien”.

Así, entonces, la agenda progresista del cambio tiene muchos temas que abordar en los próximos cuatro años, desde la educación y la cultura, la planeación y el ordenamiento territorial, la vocación económica y la reconversión industrial, el empleo y la generación de ingresos familiares, las economías populares, la arquitectura y gestión administrativa, el manejo de la deuda pública incrementada en un 500% por el gobierno que termina, la ampliación y cualificación de la democracia, la transformación de la cultura política, el fomento de una ciudadanía emancipada y virtuosa, digna heredera de los principios y valores testimoniados en carne propia por Débora Arango y Don Fernando González cuyas vidas son maquilladas y caricaturizadas porque siguen resonando en la conciencia colectiva silenciada por el terror y la infamia. Con esto, las fuerzas progresistas podrían volver a entrar a la política en Envigado por la puerta grande, antes que colarse a hurtadillas por la puerta trasera de la orgía macabra de la “Mónaco Suramericana” que ha hegemonizado el panorama político por medio siglo y tiene intenciones de seguir haciéndolo por cien años más.

El cambio está en marcha, desde el 21 de abril del 2021, el estallido social y desde el 19 de junio del 2022 el triunfo electoral del primer proyecto progresista en Colombia en más de doscientos años de vida republicana, por lo tanto, ahora es indispensable ponerlo en el nivel local como un homenaje y manifestación de la democracia directa, que el pueblo soberano está señalando de múltiples y diversas maneras.

Referencias

Restrepo E., J. (2015). Las Vueltas de la Oficina de Envigado. Bogotá: Icono Editorial Ltda.

Universidad de Antioquia, Iner. (2019). Investigación para la Re-significación y Apropiación Social y Cultural de la Memoria Histórica del Conflicto Armado en Envigado. Medellín: Sin Editar.