Por Walter Aldana
Volver sobre el tema del Pacto por el Cauca y, como paso inicial, un “acuerdo sobre la movilidad en nuestra vía Panamericana”, se hace repetitivo, no es tema popular o de moda, pero desistir nunca es la salida. Las crisis deben entenderse como sinónimo de alternativas.
Existen temas estructurales a tratar en esa ruta: trabajar sentido de identidad y pertenencia; comprender la conceptualización ideológica y política de la transformación de tierra a territorio y lo cultural histórico en relación a los cultivos de uso ilícito; la elaboración de proyectos de desarrollo para los territorios (con pre inversión institucional); la paz total, que comience por lo mínimo posible (el acuerdo humanitario); ganar ante las comunidades la credibilidad en la institucionalidad, entre otros asuntos claves.
La complementariedad y subsidiaridad que ordena la constitución política exige que desde el orden nacional se discuta y se flexibilicen aspectos como la “tasa técnica educativa” y el “sistema maestro”, ejemplos del odioso centralismo que ahoga a las regiones; la definición real de cuánto dinero hay para cumplir la promesa presidencial, y en qué porcentaje con relación a los “acuerdos de carretera”; el control real y efectivo de las superintendencias en relación con los servicios públicos y derechos esenciales como la salud, etc.
En el orden departamental se debe avanzar, entre otros, en los siguientes asuntos: ganar el respeto del gobierno nacional para desarrollar una interlocución que fortalezca la autonomía regional; ejercer la voluntad política que centre la atención en la misión y visión de la gobernación, no en la politiquería electorera; además, es urgente optimizar los procesos administrativos que den como resultado productos eficaces y eficientes. Sólo con estos cambios se recuperará la credibilidad de la institucionalidad, para que podamos sentirla como nuestra.
En el orden comunitario, los pueblos originarios deben socializar al conjunto de la sociedad su plan de vida, su ruta hacia la construcción de la nación indígena, en un país que debe avanzar hacia las autonomías regionales con el impulso de las fuerzas ciudadanas; determinar la metodología para abordar la problemática y encontrar soluciones a los conflictos intercomunitarios, hacia la construcción de territorios interétnicos e interculturales.
En la perspectiva de soluciones cabría preguntarse: ¿es la tierra en su uso y/o propiedad, la única fuente de ingresos? ¿Sectores como el ecoturismo y la preservación del medio ambiente, podrían ser alternativas de cambio económico y progreso de las comunidades?
Insistir, aunque sea tozudo, no desistir, es nuestra responsabilidad con la historia.