Por Walter Aldana
Escribir sobre el Eln (para solicitar continuar en el diálogo, pero con resultados) a la hoy guerrilla más vieja del mundo, es ser reiterativo en ese camino, en un momento donde lo «popular» es condenar su accionar político militar, es como sentir que esta observación política contiene en sí un carácter antipopular frente a la opinión pública.Desde su nacimiento el 4 de julio de 1964 en San Vicente de Chucuri, son varios los intentos por participar de un «diálogo de paz».
Dice el centro de Asuntos Internacionales de Barcelona, CIDOB, que en 1975 está guerrilla expresó al presidente de aquel entonces (Alfonso López), su disposición para iniciar la ruta, pero alegando operaciones militares, se vio frustrado ese arranque. Luego, con Gaviria se intentó, el resultado: la desmovilización de la corriente de renovación socialista en 1994, con el presidente Samper en Maguncia- Alemania en el 98, pasando por Santos, con Duque no pasó nada (como en todo el periodo de gobierno, amén de la corrupción muy reconocida) hasta llegar al actual gobierno de Gustavo Petro. Son entonces varias décadas, que llevan de «procesos”.
Nuevamente el 21 de noviembre de 2022, el gobierno progresista del cambio y el Eln iniciaron el «primer» ciclo de los diálogos de paz en Caracas, Venezuela, todo parecería indicar que la estrategia del gobierno de “sacrificar un acuerdo nacional, por uno regional con el frente comuneros del sur, que opera en Nariño” , se debe a la lectura que tiene hoy el establecimiento y un gran sector de la sociedad colombiana, expresada en una narrativa que dice: es la acumulación política, organizativa, mediática y no la negociación política y social, que en uno de sus momentos deberá concretar la dejación de armas y la terminación de manera definitiva del secuestro dirán algunos y/o la “retención económica” como la justifican en sus discursos.
Comprendo que este gobierno no es “socialista”, es un modelo liberal social, lo dijo el mandatario en el discurso de posesión; “desarrollar el capitalismo”, es la tarea de hoy, quizás esa apuesta entendida como proceso en el tiempo y las acciones, contribuya a la derrota del capitalismo y fortalezca el estado social de derecho.
Solo con las garantías de seguridad (visto el asesinato de más de 400 firmantes del acuerdo gobierno-Farc-ep), el cumplimiento a lo pactado, no el esfuerzo de “hacer trizas” el posible acuerdo, además, recordemos que para los farianos solo cuando en su Adn se instaló la certeza de la imposibilidad del triunfo armado; asumieron la negociación con su agenda y dentro de ella las transformaciones sociales pactadas, así como la dejación de armas.
De seguro volveremos a otro ciclo de negociación entre el gobierno nacional y Eln, sería clave para ganar el apoyo popular, que antes de iniciar se tenga la suficiente claridad de los alcances de un futuro acuerdo.