Por Walter Aldana
Precedidos de la conferencia de las partes -COP 15- del convenio de la biodiversidad biológica de las Naciones Unidas realizada en Montreal Canadá en el 2022, de los 196 países participantes, llegaron solo 33 con la tarea cumplida.
Me refiero al documento “Estrategias y planes de acción nacionales sobre diversidad (EPANB)”, que señala cómo se revertirá e invertirá la pérdida de biodiversidad en el planeta y se cumplirían las 23 metas acordadas en ese momento, es decir, solo el 17%, lo cual muestra el poco compromiso, sobre todo de las grandes potencias del mundo, como dijo Antonio Guterres, secretario general de la ONU, en su discurso inaugural: “No vamos por buen camino”.
Algunas de las veintitrés estrategias definidas en la COP 15 corresponden a la voluntad de reducir a cero la pérdida de biodiversidad, restaurar al menos el 30% de los ecosistemas, recuperar y conservar las especies, reducir los riesgos de contaminación, y que áreas dedicadas a agricultura, acuicultura, pesca y silvicultura se gestionen de manera sostenible.
Nuestra ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad, presentó el 21 de octubre, el plan del gobierno proyectado hasta 2030 para revertir y detener la pérdida de biodiversidad. El plan incluye 119 acciones que requieren $10,9 billones anuales para su implementación, y corresponden a cuatro apuestas: gestión territorial como determinante de la planificación y el ordenamiento participativos para la delimitación de la frontera agrícola; impulso a la transición de los modelos productivos hacia la reconversión de 5 millones de hectáreas a modelos productivos sostenibles con restauración multifuncional, para que en 2030 los modelos productivos de la economía de la biodiversidad aporten el 3% al PIB y generen 522 mil empleos; atención de la informalidad y contención de los delitos ambientales para corregir la pérdida de biodiversidad; y aumento del tratamiento de aguas residuales en 68%, la gestión del pago de pasivos ambientales y la utilización sostenible en un 80% de los productos de la biodiversidad.
No deja de ser paradójico que a la par de presentar estas estrategias para garantizar la biodiversidad, el gobierno impulse una base militar en la hermosa Gorgona, paraíso de la biodiversidad e insista en la hidroeléctrica de “arrieros del Micay”, impulsando al mismo tiempo la transición a energías limpias.
Ha sido un gran acierto del presidente Petro el desarrollo de la conferencia de la COP 16, pues ha puesto los ojos del mundo sobre Colombia, el Suroccidente y la capital mundial de la salsa durante doce días.
En forma paralela, organizaciones y liderazgos ambientales de la región Pacífico Sur realizan una COP alternativa que busca la declaratoria del río de la Magdalena como sujeto de derechos, en un gran esfuerzo por su conservación. El principal afluente del territorio patrio, aportante del 80% del agua para uso doméstico e industrial, está afectado por contaminación de las grandes industrias, la minería legal e ilegal y la falta tratamiento de aguas residuales en las ciudades y pueblos que atraviesa a su paso.
En los países pequeños del Tercer Mundo, sobre quienes recae el esfuerzo de conservación, han hecho carrera legislaciones orientadas a “minimizar el impacto negativo”, algo así como: asesino la naturaleza y pago con dinero al hombre, hasta cuando no haya … a quien pagarle.