Por CNAI
La cotidiana realidad del pueblo palestino, donde se convive con la muerte, el dolor, el
miedo, la necesidad y la impotencia, no puede ser tratada como un fenómeno coyuntural o
que nos connaturalice con el sufrimiento humano. Ante crímenes tan atroces, la memoria
de la humanidad no puede ser corta, ni invitar a su aceptación pasiva.