En abril fue encontrada esta niña de 2 años que había sido abandonada por su papá y su madrastra.
Foto: Álvaro Cardona
Por: SALUD HERNÁNDEZ-MORA |
La niña embera de la crónica de Salud Hernández-Mora podría ser devuelta a la comunidad.
El mismo día en que Bojayá conmemoraba la masacre que segara un centenar de vidas, un bebé de cuatro meses moría en el precario centro médico de la población chocoana, a orillas del Atrato, a causa de la desnutrición severa que arrastraba. Se llamaba Nilson y procedía de una comunidad embera. En abril, fueron Yoisy, de ocho meses, y Yorleny, de nueve, los que fallecieron en Quibdó por la misma causa. (Lea aquí: La historia de una niña indígena del Chocó que no sabía sonreír).
Son apenas un puñado los casos reportados, pero otros pequeños, la mayoría indígenas emberas, se apagan en silencio en sus míseros caseríos, ante la indiferencia de los suyos. Y un buen número de los que logran sobrevivir –el año pasado se conocieron 75 casos de desnutrición en el departamento– no superan la discapacidad intelectual y física que casi siempre acarrea un mal que resulta paradójico en unas tierras exuberantes.
“Los niños los traen al hospital cuando están moribundos. Bienestar (el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar) se los quita a los padres, pero cuando se reponen, se los tienen que devolver a ellos mismos o a la comunidad, porque la norma 1098 del 2006 así lo decreta. Solo en tercer lugar se contempla la adopción y los indígenas casi nunca la aceptan, aunque el niño regrese a un entorno donde volverá a sufrir desnutrición y abandono”, señala Brinnay Córdoba, la buena gerente del agonizante Hospital San Francisco, al que intenta rescatar de años de corrupción y desidia.
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http://www.eltiempo.com/colombia/occidente/cronica-de-salud-hernandez-ninos-indigenas-condenados-a-morir_12817403-4