15 de octubre de 2014
Por Luis Carlos Gómez
Periodista digital de Reconciliación Colombia
Foto: Archivo Semana.
De acuerdo con lo que ella misma contó en su discurso de aceptación del premio, Malala Yousafzai se enteró de que había recibido el Premio Nobel de Paz después de clase de química, en la que el profesor les enseñó la electrolisis.
Luego, la ganadora más joven del galardón desde su creación en 1905, asistió a clases de física e inglés y terminó su jornada normal en el colegio antes de atender a todos los medios del mundo que la esperaban para conocer sus declaraciones.
¿Cómo es que una adolescente que aún no ha terminado el colegio llega a ser reconocida mundialmente, habla ante las Naciones Unidas, se reúne con el Presidente de Estados Unidos, publica su autobiografía y llega a convertirse en Nobel de Paz?
Definitivamente no fue un camino fácil: desde que era una niña ha sido perseguida y amenazada, ha sabido lo que es tener restringidos sus derechos y ha estado muy de cerca de la muerte.
Pese a esas dificultades, ha logrado hacer escuchar su voz y la claridad de sus ideas, sorprendente para su edad, la han convertido en una inspiración para muchas personas en todo el mundo.
Estas son tres razones que explican cómo Malala llegó a convertirse en ganadora del Nobel a los 17 años.
Se sobrepuso al contexto en el que nació
Malala Yousafzai nació en Pakistán, en la región del valle del río Swat, que fue tomada por los talibanes, quienes por varios períodos prohibieron la asistencia de las niñas a la escuela.
Su padre, por otra parte, contrastaba con esa realidad. Educador, fue uno de los perseguidos por el régimen talibán y siempre impulsó a Malala a perseguir sus metas y ser más que hija, esposa o madre.
Cuando solo tenía 11 años, Malala comenzó a escribir un blog para la BBC, con el seudónimo de Gul Makai. En este relataba todo el sufrimiento y el terror que le provocaba el régimen Talibán.
“Fui a la escuela con miedo porque el Talibán había emitido un edicto en el que prohíbe que las niñas vayamos a la escuela. (…) Mis tres amigas se fueron con sus familias a Peshawar, Lahore y Rawalpindi después del edicto. (…) Mientras iba a la escuela escuché a un hombre decir «Te voy a matar’. Apuré el paso y cuando miré hacia atrás el hombre venía detrás de mí. Pero, para mi gran alivio, él estaba hablando por teléfono así que debía estar amenazando a alguna otra persona”, escribió Malala en la primera entrada de su blog.
Como los talibanes perseguían todo lo relacionado con la cultura occidental, Malala y sus padres terminaron viendo la televisión en un armario, a bajo volumen, para evitar ser escuchados. A las niñas que iban a la escuela, las insultaban y les decían que se irían al infierno.
Su valor
En una entrevista con El País de España, hablando sobre los riesgos que enfrenta por su labor, Malala le dijo a la periodista Rosa Montero: “Hay que morir alguna vez en la vida”.
Malala ha tenido que asumir la posibilidad de su muerte desde que tenía 10 años y se enfrentaba a los abusos del régimen talibán.
En octubre de 2012, esa posibilidad estuvo más cerca que nunca de convertirse en realidad. Un hombre abordó su bus escolar y le disparó tres veces, dejándole heridas en el cráneo y el cuello. Una bala la golpeó en un costado de su frente y se desvió por su rostro hacia su hombro. Malala se salvó de morir. Los médicos tuvieron que implantarle una placa de titanio en su cráneo y un dispositivo auditivo y por un tiempo, Malala perdió la movilidad de su rostro. Aún hoy, aunque pocas, le quedan algunas secuelas de ese atentado.
En la misma entrevista de El País, Malala explicó por qué pese a todos los peligros ha decidido seguir adelante: “No puedo abandonar. Cuando veo a la gente de Siria, que están desamparados, algunos viviendo en Egipto, otros en el Líbano; cuando veo a toda la gente de Paquistán que está sufriendo el terrorismo, entonces no puedo dejar de pensar, “Malala, ¿por qué esperas a que otro se haga cargo? ¿Por qué no lo haces tú, por qué no hablas tú a favor de sus derechos y de los tuyos?”, afirmó.
Su pensamiento inspirador
Malala ha centrado su lucha en la defensa de la educación y, dentro de ese propósito, ha tenido la capacidad de resumir en palabras muy sencillas los principios que hacen parte de su pensamiento.
Todas sus intervenciones impresionan por la profundidad de sus ideas, la ambición de sus metas, y la humildad con la que se refiere a sí misma. Vea las Palabras de Malala tras conocer que fue elegida Premio Nobel de la Paz o su discurso ante las Naciones Unidas.
Estas son algunas de sus frases que ya han tenido un impacto en todo el mundo:
“Un niño, un profesor, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo”.
“Si tuviera un arma en mi mano y el talibán que me disparó estuviera en frente de mí, no le dispararía. Esta es la compasión que he aprendido de Mahoma, el profeta del perdón, Jesucristo y Buda. Este es el legado del cambio que he heredado de Martin Luther King, Nelson Mandela y Muhammad Ali Jinnah».
“La mejor manera de luchar contra el terrorismo es muy sencilla: educar a la próxima generación”.
“No me importa sentarme en el suelo en el colegio. Solo quiero educación”.
“Hubo un tiempo en que las mujeres pidieron a los hombres activistas que las apoyasen. Esta vez lo haremos nosotras mismas”.