En la firma de los Acuerdos de “Cese del fuego y Diálogo Nacional” en 1984, Museo Zea, hoy Museo Antioquia, el país fue testigo de una inusitada propuesta:
“Por eso decimos que la restitución del papel de constituyente primario para el pueblo, que la soberanía popular, es hoy el problema central para que se pueda hablar realmente de un Estado de derecho, de un país democrático. Por esto nuestra propuesta radica principalmente en que se dé una reforma política, una reforma a la Constitución colombiana, que se decida a través de la participación popular directa es decir a través de una Asamblea Nacional Constituyente, que sea elegida por el pueblo con poder decisorio y que aborde la discusión y definición sobre los temas de reforma política, de reforma laboral, de reforma agraria,…”
La coyuntura política del país, frente a la construcción de una paz producto del diálogo y negociación al conflicto, y la consecuente refrendación de los acuerdos, hacen parte de los hechos políticos, cuyo significado aportan a los cambios democráticos en nuestro país.
La paz ha tenido génesis y aportes desde diversas miradas y tendencias, igualmente esta loable bandera ha sido enarbolada por personas cuyo legado ha dejado huellas en nuestra historia política, como fuera el caso de Oscar William Calvo, vocero de paz y pionero de la Asamblea Constituyente, y participe del Diálogo Nacional, durante los procesos de paz con el gobierno de Belisario Betancur, en representación del Partido Comunista (ML) y su guerrilla EPL, quien a sus 31 años con su audacia política e iniciativa, avizoró los pasos en la búsqueda de un mejor país.
La siembra de sus ideas esparcidas por el territorio nacional vio sus frutos seis años después. Sus palabras aún hacen eco “Estamos por la paz deseamos la paz, pero hay que luchar por los cambios que permitan la paz”.
A los 30 años de su asesinato, persiste una deuda histórica con su memoria, con la paz y la democracia. Su legado se tradujo en las posibilidades de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991; se relaciona con los pactos de paz conseguidos por el M19, el EPL, el PRT, el MQL, la CRS, las MP y el MIR COAR; así como alienta hoy la búsqueda de una paz definitiva, cuando precisamente se auscultan formas de refrendación del proceso de paz en curso con las FARC y el ELN.
En este sentido, varias organizaciones que promovemos una cultura de paz y de respeto por los derechos humanos como el Centro de Memoria Paz y Reconciliación, la Casa Museo de Medellín, la Fundación Cultura Democrática, la Corporación Nuevo Arco Iris y la Corporación Acracia Proyecto de Investigación Editorial, entre otras, presentamos esta convocatoria con la finalidad de realizar diversos actos de memoria histórica, asociados al nombre de Óscar William Calvo Ocampo, que alienten el esclarecimiento de la verdad de lo sucedido, tras 30 años de su asesinato, y que susciten renovados compromisos con el logro de la paz y la reconciliación.
No hay duda alguna que el asesinato de Oscar William Calvo, fue un «Crimen de Estado»; que nos tiene que llevar a reflexionar, si hoy el Gobierno actual tiene de verdad propósitos e intenciones de Paz, con los cambios sociales que necesita y requiere con Urgencia Colombia. El crimen de Oscar William Calvo Gran luchador por la Paz no debe quedar impune.