Esta declaración se atribuye a Phumzile Mlambo-Ngcuka, Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas y Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, y a Zainab Hawa Bangura, Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas y Representante Especial del Secretario General sobre la violencia sexual en los conflictos.
Aplaudimos el acuerdo del 15 de diciembre de 2015 entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) a fin de garantizar la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición para las víctimas del conflicto. Celebramos que este importante paso haya sido posible gracias a la participación de muchos actores.
Este avance representa un hito en el camino para poner fin a cinco décadas de conflicto y convierte los derechos de las víctimas en el aspecto fundamental del proceso de paz y justicia transicional. El acuerdo reconoce las diferentes formas de violencia que han sufrido las mujeres, incluida la violencia sexual relacionada con el conflicto, e integra la igualdad de género globalmente. Asimismo, destaca el impacto específico que ha tenido el conflicto en las mujeres y las niñas, y reconoce el potencial transformador de la igualdad de género y la protección de los derechos de las mujeres.
Acogemos con beneplácito el acuerdo alcanzado sobre justicia transicional, anunciado parcialmente en septiembre, que establecerá la Jurisdicción Especial para la Paz, una Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, y una Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, y desplegará medidas para la reparación integral a favor de la consolidación de la paz, así como garantías de no repetición. Estas medidas representan avances cruciales a la hora de obtener justicia para las víctimas y de reconocer su papel fundamental en la consolidación de una paz sostenible.
Reiteramos nuestro apoyo a la decisión de eliminar las amnistías para los crímenes más graves, incluida la violencia sexual relacionada con el conflicto. Consideramos que esta decisión es un paso esencial en la lucha contra la impunidad.
Las mujeres colombianas se han esforzado incansablemente para desempeñar un papel significativo en este proceso, y sus esfuerzos están rindiendo fruto. Reconociendo la participación sin precedentes de las sobrevivientes de la violencia sexual y de las y los líderes de las organizaciones a favor de los derechos de las mujeres en el proceso de paz, así como su convincente presentación de experiencias y propuestas a las partes participantes en la mesa, y el trabajo de la subcomisión de género, instamos a que las mujeres continúen teniendo una función clave en la implementación de este acuerdo, lo que incluye aspectos relacionados con el diseño de los programas de reparación. Por otro lado, hacemos un llamado a todas las partes para que cumplan sus compromisos de seguir respaldando la participación de las mujeres y la representación equitativa en la implementación de todos los acuerdos.
Uno de los objetivos fundamentales de este acuerdo se refiere a las garantías de no repetición para que los crímenes del conflicto no vuelvan a ocurrir jamás. En consecuencia, es fundamental que Colombia aborde también, en todos los aspectos de la implementación de este acuerdo y de otros anteriores, la discriminación y las desigualdades estructurales que son la causa profunda de la violencia sexual relacionada con el conflicto y de la violencia de género de manera más general.
Instamos a la comunidad internacional a seguir prestando su apoyo a Colombia en este momento histórico en el que puede lograr la paz y la justicia para su pueblo, en un proceso que servirá como fuente de inspiración para la región y para el mundo.
Nuestras oficinas reiteran su compromiso de seguir colaborando con las partes a medida que progresan hacia un acuerdo de paz. Este compromiso incluye respaldar el objetivo último de fomentar la paz, los derechos humanos, el desarrollo y la dignidad para todas las ciudadanas y todos los ciudadanos de Colombia.
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