Cómo ser buenos padres y no morir en el intento

Luis A. Cabeza E.
Luis A. Cabeza E.

Cuando nos referimos a la formación de nuestros hijos, necesariamente nos tenemos que referirnos inicialmente al proceso de socialización, entendido como la toma de conciencia de la estructura social en la que un individuo nace(1), lo cual es factible gracias a los agentes sociales, que son las instituciones e individuos representativos con capacidad para transmitir e imponer los elementos culturales apropiados, . Los agentes sociales más representativos son la familia y la escuela. Por lo general se distingue la socialización primaria —aquella en la que el infante adquiere las primeras capacidades intelectuales y sociales, y que juega el papel más crucial en la constitución de su identidad— de los procesos de socialización secundaria, en los que instituciones específicas —como la escuela o el ejército— proporcionan competencias específicas, más abstractas y definibles. Sin embargo, esto no implica que los efectos de la socialización secundaria sean menos duraderos o influyentes; a través de los mecanismos de control social, estos pueden resultar internalizados tan efectivamente como los adquiridos en la infancia. La experiencia social es la base sobre la que construimos nuestra personalidad, esto es, el entramado, relativamente consistente, de las formas de pensar, sentir y actuar de una persona.

Esta socialización, es la primera por la que el individuo atraviesa en su niñez, y que por medio de ella se convierte en miembro de la sociedad. (2) Esta se da en los primeros años de vida y se remite al núcleo familiar, se caracteriza por una fuerte carga afectiva. La socialización primaria termina cuando el concepto del otro generalizado se ha establecido en la conciencia del individuo. A esta altura ya el miembro es miembro efectivo de la sociedad. En esta fase también se aprende a captar la realidad.

Los conceptos de aprendizaje y socialización se refieren a fenómenos de naturaleza semejante. El aprendizaje se refiere a la adquisición de nuevos recursos al repertorio de respuestas del individuo y en este sentido su alcance es más amplio, ya que no todo aprendizaje supone una socialización. La socialización es un proceso temporal y avanza a lo largo del progreso evolutivo individual (3). Para que ésta resulte efectiva el punto de partida se inicia en la edad temprana con la asimilación de las estructuras cognitivas y las habilidades lingüísticas y comunicativas para, a través de las pautas de valores, normas y significados reconocidos, aprender la realidad y capacitar al sujeto para alcanzar contenidos significativos más extensos y lograr un proceso de interacción en el plano.

Dentro de las perspectivas del análisis de la socialización cabe mencionar las dos fundamentales. La primera se interesa por el fenómeno como elemento mantenedor y reproductor de la estructura y del orden social, preguntándose por los requerimientos de rol impuesto y por los mecanismos adecuados para su imposición, así como de los mecanismos de reintegración en los casos de desviación social.

Ahora bien, bajemos toda esta teoría a la realidad en que vivimos, es decir en el contexto en que educamos a nuestros hijos. Lo primero que damos cuenta es que nuestra sociedad ha cambiado su bien supremo, es decir aquello que guía estratégicamente a cada sociedad, esto referido por ejemplo a la libertad en sociedades como los Estados Unidos, o el trabajo en Francia, o la Solidaridad en los países bajos, o la espiritualidad en los países orientales. Aquí en Colombia todavía en los años 60 del siglo pasado era Dios nuestro bien supremo, pero con la incursión del narcotráfico en todas las esferas de la sociedad, nuestro bien supremo es el dinero fácil, el todo vale, el vivo vive del bobo y el bobo de papa y mama, esto guía desafortunadamente nuestra sociedad.

Luego los valores han cambiado también, ya son la honradez, la solidaridad, el amor, la responsabilidad, el trabajo, la transparencia, no. Ahora los valores que transmiten los medios de información como la televisión, el internet, las películas, las canciones son totalmente lo contrario: la violencia, el sexo sin control y sin sentimientos, el consumismo, la trampa, el todo vale, el dinero venga de donde venga, el libertinaje, las drogas, el licor, el tabaquismo, etc., etc.

Y todo lo anterior unido a que no hemos sido formados para ser padres, es más lo más seguro es que somos padres porque nos tocó y no porque lo planeamos, pues que podemos esperar de nosotros y de nuestra generación como padres?

Ese es nuestro reto, aportar concienzudamente en formar nuevos padres y nuevos hijos desde nuestra condición de nuevos profesionales y formar nuevos hijos que puedan transformar nuestra dura realidad, así tanto el bien supremo como los valores sean reconstruidos y por lo tanto podrá cambiar el país y los que vivimos en tan bello lugar.

Por último, algunos consejos para los padres de hoy en día o del futuro próximo:

1. Cuéntale un cuento diferente a tu hijo/a cada día, ojalá a la hora de irse a dormir
2. No tengan televisor en casa, ni mucho menos en las habitaciones, no ver televisión en el comedor, recomiendo ver los juegos olímpicos cada 4 años, nada más.
3. No se envicie del Wasatch, ni del Facebook, es más dañoso que las enfermedades.
4. Todos los fines de semana salgan en familia a pasear, ojalá al campo, a camping o a paseos.
5. Léase un libro con sus hijos, recomiendo el principito.
6. No olvidar los juegos tradicionales: escondite, trompos, cometas, golosa, pajita en boca, etc…
7. Recuerda que el ejemplo es con hechos y no con discursos.
8. La ternura debe estar presente, sin abandonar la disciplina y la responsabilidad.
9. Enséñales los Derechos, pero no olvides enseñarles sus Deberes
10. No decidas por ellos, enséñales a ser independientes.

Bibliografía: (1), (2), (3) Berger Peter y Lukan Thomas – EL PROCESO DE SOCIALIZACION

Autor: Luis Alberto Cabeza Espinel