Como acaban de anunciar los representantes de los países garantes, hemos llegado a un acuerdo con las FARC -EP para lograr que todos los menores de edad dejen los campamentos por decisión de la organización armada, se desvinculen de la misma y regresen a la vida civil.
Tres importantes medidas han sido anunciadas: la salida de los menores de 15 años de los campamentos, la elaboración de una hoja de ruta que permita la desvinculación progresiva de todos los demás menores de 18 años y la creación de un programa integral para brindarle la mejor atención a estos niños que salen de la guerra.
Uno de los mayores horrores de un conflicto es cuando arrastramos a nuestros niños y jóvenes al combate. Cuando las nuevas generaciones hacen parte activa del conflicto el reto de ponerle punto final es mucho mayor.
Es por eso que este acuerdo es un avance crucial en este proceso de ponerle punto final a la guerra. Las generaciones jóvenes son las llamadas a apoderarse de la paz. Son los, niños y jóvenes de Colombia quienes deben liderar la transformación de nuestro país.
El acuerdo prevé de una parte, que las FARC entregarán toda la información para identificar y ubicar a los menores que aún están en los campamentos y colaborarán con la salida de estos pequeños de dichos lugares.
De otra parte, el Gobierno Nacional conformará una mesa técnica en cabeza de la Defensoría del Pueblo y de la Consejería de Derechos Humanos de la Presidencia de la República con el objetivo de elaborar la hoja de ruta de la salida de los menores de los campamentos, presentarla a la Mesa de Conversaciones y diseñar el programa para atender a estos menores que abandonen la guerra.
Finalmente, y muy importante, esta iniciativa contará con un mecanismo de acompañamiento integrado por la UNICEF y la OIM, que verificará el cumplimiento de los compromisos. Gracias a estos organismos por su apoyo. Especialmente a Leila Zerrougui, representante de la ONU para Niños y Conflicto, como jefe de la delegación a quien le doy las gracias de todo corazón.
El Gobierno tomará todas las medidas necesarias para darle pleno cumplimiento a este acuerdo y así poder implementarlo de la mano de la comunidad internacional.
En la construcción de la paz debemos velar porque los jóvenes y niños estén con sus familias, asistan a las escuelas. Debemos procurar que vivan una niñez y una juventud plena, que no sean usados, nunca más, como instrumentos dentro de la guerra. Eso también es un garantía de no repetición.
Siempre ha sido un interés fundamental del Gobierno Nacional sacar a los niños y niñas de la guerra y garantizar todos sus derechos, especialmente velar porque puedan vivir la niñez y la adolescencia sin estar entre fusiles.
Esperamos que todos los jóvenes y niños salgan pronto de los campamentos y se reintegren en sus familias y comunidades. Con el fin de la guerra podremos construir la paz que ellos necesitan para vivir en un nuevo país, uno donde van a poder vivir como lo que son, jóvenes y niños, fuera de las confrontaciones armadas.
Hasta aquí hemos hablado de los niños.
Y que en la mente del resto de la niñez, desaparezca la realidad del conflicto. Cada niño que sale de un campamento, debe ser el portavoz simbólico para que miles de niños y niños en campos y ciudades, agobiados por la permanente información sobre los estragos del conflicto logren vivir sin esa amenaza permanente.
Para eso estamos aquí, los delegados del Gobierno: para terminar esta larga y dolorosa guerra y para que ningún niño nunca más tenga que vivir lo que vivimos nosotros.
Mi primer recuerdo está ligado a la violencia. Antes, a mis seis meses de edad, mi familia fue expulsada de su terruño.
Merecemos una nueva vida nueva para nuestros nietos.
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