¿Una historia de violaciones a los derechos humanos que se repite?

Foto: Tomada del portal web redcolombia

Entre los años 1991 y 1994 se dieron en el país las desmovilizaciones de las guerrillas del Movimiento 19 de abril -M-19-, del Ejército Popular de Liberación –EPL-, del Quintín Lame, del Partido Revolucionario de Trabajadores –PRT- y de la Corriente de Renovación Socialista –CRS-. En esa época no existían las Autodefensas Unidas de Colombia –AUC-, pero sí grupos de paramilitares y de limpieza social llamados “MAS” y “MANO NEGRA”. Posteriormente llegaron a las regiones grupos armados y especializados en métodos de tortura y de asesinatos con el nombre de AUC a los territorios dejados por esas guerrillas que se desmovilizaron. Varias de las versiones libres de los postulados de Justicia y Paz dan cuenta de alianzas entre ganaderos, militares y clase política para hacerse a estos territorios, varios de esos postulados hoy se encuentran extraditados.

Es importante recordar que no más en Montes de María ocurrieron una centena de masacres contra la población campesina entre los años 1999 y 2004 donde murieron líderes y campesinos y campesinas que fueron masacrados al son de la Gaita y la Tambora. La masacre del Salado por ejemplo dejó más de una centena de víctimas los cuales fueron torturados, se usó la motosierra para asesinar, el empalamiento y la violencia sexual, entre otros hechos oprobiosos. Por tanto los instrumentos rítmicos con los cuales los campesinos celebraban sus luchas agrarias, fueron utilizados como elementos de muerte y destrucción de las reivindicaciones por la tierra, en la que los campesinos desde los años setenta confluían para poder tener acceso a ésta, debido a políticas agrarias fallidas una y otra vez. La cultura y las tradiciones campesinas fueron también víctimas de la violencia. Los campesinos fueron señalados de ser colaboradores de éstas guerrillas ya desmovilizadas por parte de estos grupos de Autodefensas.

Las guerrillas que se desmovilizaron también pusieron sus muertos, el PRT en esta misma zona perdió al 40% de su militancia y la CRS aproximadamente el 30%, durante la negociación y en hechos posteriores, que eran las dos guerrillas que tuvieron asiento en esta región del país. Se trataba de una cadena de crimen y de violaciones a los derechos humanos contra los desmovilizados, pero también y con más fuerza contra los campesinos de ese territorio.

Hoy los campesinos se encuentran en su gran mayoría desplazados de sus territorios y son los vendedores ambulantes en otros municipios, ellos y especialmente sus hijos han sido víctimas de un delito aún no considerado como parte del daño, pero que desde una mirada sociológica podríamos llamarlo como “proceso de descampesinización”. Ellos, los viejos, hoy reclaman lo que es suyo, su derecho a la tierra. Para los campesinos el territorio lo es todo, es un tejido construido no solo desde su derecho a la tierra porque son quienes la trabajan, sino también es un espacio de relaciones espirituales y comunitarias entre ellos y con la tierra, por ello es necesario avanzar en un marco normativo que les garantice a ellos el derecho al territorio como un bien individual y/o colectivo.

Esas tierras están en manos hoy de grandes empresas como lo señalan varias sentencias, algunas que actuaron en complicad con los grupos de autodefensa, otras no, pero que valiéndose del desplazamiento masivo ocurrido, adquirieron esas tierras a bajos precios, incluso de manos de los propios campesinos, porque ellos la tuvieron que vender ya que necesitaban el dinero para poder sobrevivir en el marco del desplazamiento, por ello surgen los conceptos en la jurisdicción especial de tierras de buena y mala fe exenta de culpa, dependiendo del caso.

Los daños son enormes y las diferentes sentencias de víctimas lo han podido constatar, van desde el daño moral hasta la desarticulación del tejido social, familiar y comunitario, así mismo, el territorio pasó a ser de monocultivos y ganaderos (sobresalen los búfalos), dejando de lado la vocación campesina de cultivos de pancoger diversos, que oxigenaban la tierra, como ellos mismos lo relatan. Esta situación ha lastimado la tierra y ella ya no produce como antes, lo que tampoco aún se ha valorado por los jueces de restitución, sobre el daño a la tierra y a la cultura campesina cuando se dé el proceso de retorno de los legítimos dueños. Sumado a esto hay otro tema que tampoco se ha considerado pertinentemente y tiene que ver con la remota posibilidad del retorno de los hijos que sufrieron este proceso de ‘descampesinización’, los que seguramente no regresarán a la tierra cuando los viejos mueran, porque no han vivido en ella y ésta finalmente termine en manos de terceras personas, dándose de este modo la perdida de la cultura campesina y de hecho, el proceso de despojo…

Continuar leyendo en la página 2 de UNA HISTORIA DE VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS QUE SE REPITE

PD: En la noche del 17 de enero, se publicó la noticia que desde el domingo 15 de enero,  habían desaparecido Emilsen Manyoma y su compañero Joe Javier Rodallega,  la primera, lidereza del resguardo Guayacán y del Espacio Humanitario Puente Nayero. Mujer negra. Sus cuerpos aparecieron sin vida. Hacía parte de la red CONPAZ.  Los hechos ocurrieron en inmediaciones de Buenaventura (Colombia Informa, 17-01-2017).

1 comentario en “¿Una historia de violaciones a los derechos humanos que se repite?”

  1. Fernando Acosta Riveros

    Saludos de paz y bendiciones desde México con los mejores deseos a quienes integran la Corporación Nuevo Arco Iris en Colombia. Adelante con la promoción de los derechos humanos, la paz y la justicia social. Un abrazo fraternal del lector en Jalisco,
    Fernando Acosta Riveros

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