La Corriente de Renovación Socialista, organización clandestina nacida en 1990 a partir de una disidencia del Eln, se desmovilizó en 1994. Aunque fue un caso exitoso, también tuvo contratiempos y dejó lecciones importantes para el proceso con las Farc. El desarme es importante, pero de lo que viene después depende en realidad el éxito de una negociación de paz. (Ver El Espectador)
El medio de comunicación El Espectador realizó un especial sobre el proceso de paz de la Corriente de Renovación Socialista -CRS- que fue «un proceso exitoso», último grupo insurgente, antes de las FARC-EP, en dejar sus armas todo ello luego de acordar tres puntos fundamentales en el Acuerdo final: Reincorporación a la vida política, acción social en territorios y varios beneficios en torno a lo económico, lo jurídico y lo social.
Este especial refleja las semejanzas que tuvo ese acuerdo entre el Gobierno Nacional y la CRS con el acuerdo de hoy, el de las FARC-EP; semejanzas en lo agrario, en la participación de los colombianos, la lucha por los derechos humanos, la creación del programa de reinserción completo, la justicia para miembros de la Corriente, entre otros.
Este proceso demostró que quienes buscan la paz cumplen sus compromisos pero que también tienen responsabilidades más allá de lo pactado, responsabilidades como el volver a las regiones y territorios que abandonan en el momento de volver a la vida civil y política.