Luego de presentar su tesis doctoral el 26 de julio en la Universidad del Norte de Barranquilla, el monteriano Miguel Garcés Prettel se convirtió en el primer colombiano en recibir el título de doctor en Comunicación sin haber tenido que salir del país.
Migue, como le decimos sus amigos, sustentó y defendió su tesis «Modelando la autonomía periodística en contextos de violencia directa y estructural (…)”, con la que el jurado le dio la máxima distinción: Summa Cum Laude, que es algo así como muchísimo más que un cinco aclamado.
Obtiene así un reconocimiento especial que lo incorpora y compromete aún más no solo al mundo académico sino también científico, con propiedad y con todo lo que ser doctor significa en un planeta cargado de incertidumbre y en un país en el que apenas empezamos a aprender a dialogar; sin embargo, quienes lo conocemos de cerca sabemos que esa aureola y estatus especial no le quitará nada de su modestia y humildad, ni mucho menos a su brillante don de ser humano.
Desde que lo conocí, como catedrático hace unos doce años en la Universidad del Sinú, a donde llegaba con su actitud discreta y mesurada, ya se evidenciaba en él su arrasadora vocación de investigador, y percibí que sus investigaciones estaban, como siguen estando, elaboradas en forma sistemática con temas de nuestra costa Caribe, con la sustancia de un investigador que se mueve y estremece por el diario acontecer de lo que le sucede a los periodistas, al análisis de medios de comunicación, y a la comunicación que se da en la sociedad. Conociendo como conozco a Migue estoy seguro que no ha esperado que se enfríe la celebración de su grado para salir a investigar con su sentido crítico y reflexivo y, ahora, con sus aún más amplios conocimientos.
Migue, a sus 42 años, es un hombre discreto, de pocas palabras, que lo hacen ver como un investigador tímido, se puede decir que solo habla para decir cosas interesantes, detrás del cual hay un mundo por explorar, un universo por indagar, porque para él no hay una forma más adecuada de abordar un tema que desde la investigación. Y no es investigador de los que se encierra en un laboratorio a resolver fórmulas complejas, es de los que valora lo descubierto, mira hacia atrás en las investigaciones, pero sobre todo sale a la calle a investigar, habla con las comunidades, aplica el método y los instrumentos más adecuados y al final nos entrega sus investigaciones frescas, limpias.
No quiero finalizar sin precisar que el Migue y yo estamos unidos por un poderoso lazo de amistad muy a pesar de que vemos el mudo desde dos perspectivas distintas y distantes, él desde la Fe cristiana, que lo ha llevado a decirme en un mensaje personal “He pedido a Dios que me ayude a nunca perder de vista lo esencial a no perderme en la pequeñez y banalidad de los egos”. Y yo que desde el agnosticismo, o ateísmos si se quiere, que le deseo las mejores energías; pero ello no nos ha impedido ni nos impedirá – como lo he comentado con él mismo – ser buenos y grandes amigos.
Migue, sabe cómo le agradece la Asociación de Comunicadores Sociales y Periodistas de Córdoba (ACPC) el habernos ilustrado sobre su investigación acerca de la situación laboral de los periodistas de la Costa Atlántica. Y sabe cómo le agradecemos su fraterna y gremial amistad. Y debe saber que esta ligera nota de agradecimiento no pretende cosa distinta que felicitarlo merecidamente, al igual que a su esposa e hijas, por su doctorado; y no sería menos sincero, sino le agradeciéramos lo que ha hecho por el gremio de periodistas de la Costa Caribe en forma desinteresada. Desde hoy y como doctor en Comunicaciones habrá siempre un sitio en nuestro gremio para el Doctor Miguel Garcés Prettel.
Autor: Ramiro Guzmán Arteaga
Comunicador Social-Periodista, Mg en Educación