En la segunda franja de la emisión especial Con Voz Tejiendo País, a cargo de Educa 5.0 de la emisora Bacatá Estéreo se enfatizó en la educación como instrumento de construcción de paz, no solamente desde la academia formal sino también desde los espacios sociales que pueden aportar, como la familia, el barrio, las Juntas de Acción Comunal, entre otros espacios.
Dentro de lo planteado, se tuvo como línea base la construcción de políticas públicas que se articulen de manera integral para impedir que las dinámicas de la guerra sigan siendo profundas en el proceso social hacia una paz estable, duradera e integral.
De acuerdo con Leonardo López de Educa 5.0, la música, la cultura y la educación hacen parte de un proceso de paz interior que se refleja en los procesos de construcción de sociedad. Esto además, potencializa los procesos de construcción de valores que se direccionan a la consecución de la paz.
Educación para la paz debe salir de las aulas de clases
Además, Diana Ruiz, comunicadora social y profesora de la Universidad Santo Tomás, “la educación en el país tiene un reto de no sólo pensarse en la escuela sino en la sociedad y en diferentes perspectivas”. Sin embargo, recordó que la cátedra de la paz ha sido un mecanismo que sirve a la sociedad para integrar a las personas en el común acuerdo de la paz como derecho de todos y todas. La educación está también “por fuera de las cuatro paredes” y se puede construir a través de otros procesos de la cotidianidad como la música que envuelve perspectivas de vida “ ayudando a conocer al otro”. Para esto, la sociedad debe comprender que la educación para la paz debe construir con el otro y desde las experiencias comunes.
Estado debe regular la cátedra de la paz
Según el profesor Pablo de Jesús Romero Ibáñez, licenciado en teología, la cultura de paz y la cátedra que por ley se dicta en las aulas educativas del país, se han centrado en enseñar “una multiplicidad de valores que no ayudan a construir un mejor ser humano”. Por esto, enfatizó en que los valores deben ser unificados, simples y que representen realmente lo que la sociedad está buscando para materializar la paz. Igualmente, enfatizó en que las instituciones del Gobierno deben garantizar que la paz sea un valor que todos los colombianos y los seres humanos tengamos presente y que “sea un valor que no se debe negociar”. La construcción de la cátedra de la paz “debe ser entendida como un compromiso para construir una mejor sociedad” y no entendida como un negocio del cual se saque provecho.
Finalmente, hizo énfasis en que los valores de la sociedad tan esenciales como la verdad y la justicia no se pueden negociar si como sociedad, los colombianos quieren alcanzar la paz. La educación para la paz debe estar acompañada de procesos culturales que le permita a las personas conectarse con el otro y emprender un camino que vincule la educación de los valores con el derecho colectivo de la paz.
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