Por Harold Ruiz.
«Yo no soy un hombre, soy un pueblo».
«El pueblo es superior a sus dirigentes».
«Un pueblo ignorante es víctima de la incomprensión y la desidia».
«Esta avalancha humana: libra una batalla, librará una batalla; vencerá a la oligarquía liberal y aplastará a la oligarquía conservadora».
(Jorge Eliecer Gaitán).
Colombia asiste al desgaste de una forma de gobierno que actúa siempre en función de los poderosos, una derecha recalcitrante, que persiste en someter al país en el modelo mafioso, especulativo, extractivista y al servicio del usurero y perverso sector financiero, en contravía de las mayorías de la nación.
Vivimos la mayor crisis democrática de los últimos años, volvemos a los tiempos aciagos de la época uribista donde prolifera el asesinato sistemático de los líderes sociales, de los firmantes de la Paz, de las masacres y el incremento del neo paramilitarismo, que reina bajo la mirada cómplice de un gobierno frívolo, que aprovechando la pandemia del covid19, le ha entregado los recursos públicos a los poderosos.
Este modelo económico que quiere empotrarse en lo afirmado por el “innombrable” con la sentencia del “ojo con el 2022”, buscando agrupar a los sectores más recalcitrantes de esta derecha depredadora, donde la mafia pretende seguir imponiendo su régimen de terror y miedo, que ofreciendo una falsa seguridad, buscan seguir atemorizando a la nación entera.
Pero como lo afirmaban los mayores, de que “no hay mal que dure cien años”, y en el país ya son más de doscientos años que hemos sufrido este viacrucis, la esperanza de un mejor presente y futuro se avecina para los colombianos, es el momento histórico de construir un proyecto colectivo de nación, que se piense en un gobierno para los que no han tenido gobierno, para las mayorías, que priorice una salida para la pos pandemia, que haga suyos los acuerdos de paz, que direccione los recursos públicos en función de una educación liberadora priorizando la educación superior, que por primera vez haga la reforma agraria integral, que potencie al país en la producción de alimentos con soberanía alimentaria y paga la deuda con los campesinos, indígenas y afros, que resuelva los alarmantes índices de pobreza e indigencia con el reconocimiento de una renta básica que resuelva el hambre generada por la concentración de la riqueza, donde la salud salga del perverso y tenebroso régimen oprobioso de la ley 100.
Con estos y muchos más temas de un programa colectivo de nación, requerimos de un gobierno de transición, donde la centro izquierda deponga los sectarismos, los egos, los proyectos personales y caudillismos, hoy los sagrados intereses de la inmensa mayoría de la nación le reclaman a ese bello espectro de dirigentes y lideresas como Francia Márquez, Ángela Robledo, Humberto De la Calle, Sánchez Cristo, Galanes, Barreras, Lara, del liberalismo, de la alianza Verde, del Polo, la Colombia Humana, Maíz, y en especial de Sergio Fajardo y Petro, para ponerse de acuerdo en este pacto o acuerdo histórico, pensando únicamente en la gobernanza para la nación entera y en especial, en los sectores más débiles del país.
Grandeza, humildad y proyecto colectivo de país, las apuestas de cara al 2022, donde una solo Foto sea la que se le presente al país entero, que tenga como propósito arrebatarle el gobierno a la derecha que sólo representa odio, terror, miedo y pobreza, por el país que requiere gobierno de amor, progreso y bienestar, justicia social con equidad, para todos y todas, manos a la obra, ustedes tienen la palabra.