“Tumaco mi tierra mala, tierra llorada
Tierra donde nací
Tierra mía yo te adoro
Eres mi único tesoro
En ti quiero morir…
(Estrofa de la canción “Tumaco” de Caballito Garcés).
La ‘perla del Pacífico’, como se le conoce a Tumaco, es un municipio con mucha vegetación e incontables recursos naturales, donde brilla la amabilidad de su gente, la riqueza de la fauna y la flora, sus hermosas playas naturales entre ellas el icónico arco del Morro, los hermosos atardeceres, la comida típica que hacen de este territorio una zona ideal para el turismo y muchas actividades comerciales e industriales, y para convertirse también en el soñado puerto alterno sobre el Pacífico.
Contrasta con la belleza y riqueza de Tumaco, la proliferación de la violencia, el conflicto y la criminalidad, donde se presenta el mayor índice de homicidios del país, El desplazamiento , el reclutamiento forzado y donde el narcotráfico es de los mayores flagelos y una de las causas que provoca tanto terror y muerte, y que hacen de Tumaco y su gente esclavos de los cultivos de uso ilícitos, que sumados a la ausencia del estado, generan que allí se presenten los mayores índices de pobreza e indigencia de la región, con más de 200 mil habitantes. Tumaco no posee agua potable en pleno siglo XXI, dejando esta crítica situación social el que quede a merced de los violentos el puerto más importante del Pacífico nariñense.
Mientras se disfrutan de las playas de Tumaco, donde los jóvenes venden alimentos para los bañistas y los gatos comen lagartijas, los grupos armados ilegales tienen el control de los territorios para siembra, producción y comercialización de los cultivos de uso ilícitos, enviando la coca a los diferentes mercados de los Estados Unidos y Europa.
Según la ONU, el año pasado en Nariño había 46.964 hectáreas de coca, y Tumaco con 18.000 hectáreas es el municipio con más coca del país, antes de la sustitución voluntaria llegó a tener cerca de 25 mil hectáreas y esta realidad se observa en las áreas rurales de Tumaco donde los enfrentamientos de los grupos ilegales son casi a diario. Hay presencia del Eln, disidencias de las Farc (Oliver Sinisterra), el frente Iván Ríos, ‘los Contadores’, las Guerrillas Unidas del Pacífico, los carteles mejicanos, el cartel de Sinaloa, el cartel Jalisco del Norte entre otros.
De cara a los acuerdos de paz a Tumaco se le ofreció el programa de sustitución voluntaria, el PNIS, fueron vinculadas a este programa 16.500 familias de pequeños productores y como siempre la palabra del estado se incumplió, después que que estas familias sustituyeron más de 10 mil hectáreas, según la Verificación de la ONU, los proyectos productivos nunca llegaron y el gobierno del Sr Iván Duque Márquez le volvió a faltar a los tumaqueños, al paralizar y congelar el PNIS en el país, lo que provocó la resiembra, el dominio y control nuevamente del narcotráfico.
El pasado fin de semana se presentó una nueva masacre donde perdieron la vida 11 personas y la respuesta del gobierno tiene la misma matriz, “fue un enfrentamiento entre bandidos”..”Los cadáveres aparecieron en diferentes lugares”… Es culpable el narcotráfico”… y no se preguntan que en Tumaco hay más de 6 mil efectivos de la fuerza pública y ante la mira indiferente o cómplice, ingresan los precursores químicos, el cemento y la gasolina, con lo que se producen más de 350 toneladas de coca al año. Según UNODC, agencia de las Naciones Unidas, el gobierno ya ni siquiera actúa como árbitro, la paz nunca llegó al Pacífico y a Nariño, sólo hace presencia la estela de la muerte, que ensombrece a esta bella tierra de afros, indígenas, campesinos y colonos, las promesas de la transformación integral de los territorios con inversiones sociales, se quedaron en el papel y la única solución que se anuncia para el Pacífico y el resto de los territorios cocaleros es el de la aspersión aérea, que no es más que la muerte, desolación y abandono centenario. Están “haciendo trizas” la paz y la reconciliación de los Colombianos.