Por Walter Aldana
El Sr. Avishai Margalit fue profesor en la universidad Hebrea de Jerusalén, de ahí se trasladó a Princeton de Estados Unidos de Norte América donde se jubiló y asombra a Europa y el resto del mundo entre otros con su libro “”la sociedad decente”.
Y a propósito de lo que hemos escuchado y visto fundamentalmente por las redes sociales, así como por el cuarto poder de los medios masivos de comunicación en estos tiempos de paro y movilización popular, dice Avishai que: ”Es más prioritario originar una sociedad decente que una sociedad justa”.
Sentencia el escritor que “una sociedad decente, o una sociedad civilizada, es aquella cuyas instituciones no humillan a las personas sujetas a su autoridad, y cuyos ciudadanos no se humillan unos a otros”.
Según Jhon Rawls, filósofo estadounidense: “una sociedad justa o bien ordenada, es aquella cuya estructura básica e instituciones más importantes forman parte de un esquema cooperativo y han sido diseñadas y se encuentran regidas por principios básicos de justicia social”.
De tal forma que en mi reflexión, la patada en la cara (que todos vimos por internet) propinada por el agente del Esmad a la estudianta, hace parte de la necesidad de construir una sociedad decente, que respete y no humille a los ciudadanos desde el ejercicio del poder de las armas y el abuso de “autoridad”.
Una sociedad decente es donde importa los más de 74 asesinados en el marco del paro (cifras de Indepaz), que los pollos desnutridos por la imposibilidad del paso de alimento en los cortes de vías.
En una sociedad decente no existe un sector de la “gente de bien”, odiosa categoría para auto-identificarse sectores de la población que con su dinero en muchos caso no bien habido y con salvoconductos para el porte de armas o sin ellos, hacen gala de su pretendida superioridad en espacios territoriales, humillando y dando con ello estratificación al espacio público.
Recuperar la decencia es sacar a las mafias enquistadas en el ejecutivo, el legislativo, las altas dignidades de la justicia y los órganos de control, es reinstitucionalizar el país, construir confianza desde banderas sectoriales y componentes sociales, es reeducarnos como funcionarios públicos para entendernos como servidores y no propietarios de los presupuestos, los cargos y las posibilidades de inversión estatal.
Tiene razón Avishai, hay que construir la sociedad decente, reivindicar el respeto de unos a otros. Las mismas redes sociales son muestra del nivel tóxico de la discusión. Bajamos del 60% por ciento de la eliminación física (gracias a la negociación con los paras y las Farc, de cuyas estructuras algunas se quedaron para continuar actuando), y transitamos de la pistola y el fusil, a la metafórica metralleta del estudio de radio, canal de televisión y páginas de periódicos y revistas.
Sociedad justa se construirá cuando al ejercicio del Estado en todas sus ramas lo asuma un pensamiento y proyecto social, económico y político desde el humanismo, enfrentando al modelo neoliberal y aperturista.
El respeto a la constitución y la defensa del Estado Social de Derecho son premisas básicas para mirar al prójimo hacia abajo… solo para ayudarle a pararse.