Por Fredy Escobar Moncada
El régimen colombiano continúa maniobrando peligrosamente con la Demografía. Detrás de los falsos positivos del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, se encuentran los esfuerzos por ocultar los cierres democráticos en Colombia. A cinco meses de las elecciones legislativas, la cacareada democracia más antigua de América Latina tiene diferencias entre el censo de población y el censo electoral: una situación preocupante, en especial cuando la Democracia queda reducida a la mitad más uno. Con el SISBEN, las cuentas tampoco cuadran al mezclarlo con los votantes.
Entre los rasgos distintivos de los gobiernos de las últimas dos décadas, se destaca el uso y el abuso político del ente estadístico. Esta experiencia nos ha mostrado que la manipulación de las cifras facilita el uso ilegal del poder político, cuya expresión en la corrupción terminó capturando el Estado colombiano. En éste período se destituyeron directores del DANE luego de publicar cifras contrarias a la propaganda de Estado en materia de pobreza, seguridad y economía.
El Censo 2018 es cuestionado desde el diseño, pasando por la recolección de información y la aplicación de los formularios, hasta hoy con el choque de trenes entre instituciones que dan cuenta del número de ciudadanos en la disputa por el poder político; en el total de Población, contrario a los actuales 48.2 millones de habitantes, las proyecciones apuntaban a mas de 50 millones en 2020; en el caso de la población afrocolombiana, el DANE presenta una reducción de 1.500.000 menos que en 2005.
Entre las preocupaciones democráticas con el abuso de la Demografía oficial, está la manera en que fundamenta las decisiones cuantitativas y presupuestales de las Políticas Públicas; no tenemos un plan que atienda las transiciones demográficas de nuestra sociedad, las cuales, según el DANE, están asociadas “con el marcado cambio en la fecundidad, el descenso de la mortalidad, la acelerada urbanización y el crecimiento económico”, transiciones hacia altos índices de envejecimiento y el bono demográfico.
La entidad oficial dice que “el bono demográfico es el período durante la transición demográfica en que la proporción de personas en edad de trabajar crece en relación con la población de personas en edades potencialmente dependientes.” Las cuentas son estas: entre 15 y 59 años, tenemos un total de 36.916.979 mujeres y hombres: 28.137.848 en centros urbanos y 8.779.131 en centros poblados y rural disperso. ¿Cuál es la relación de estas cifras con el Paro Nacional y Popular?
El Paro gritó el reclamo de la juventud universitaria sin oportunidades laborales en el ejercicio de sus profesiones. El total de población en grado Superior y Postgrado es de 5.329.026: 2.425.713 hombres y 2.903.313 mujeres. En 2005, el 33,0% de la población asistía a una institución educativa y en 2018 aumentó a 41,6%. En promedio, el 40% de las mujeres inactivas se dedican a oficios del hogar respecto del 4% de los hombres: recuerdo la presencia masiva de mujeres jóvenes en las marchas. Ese bono demográfico rebelde es notable y lo masacraron.