Por Walter Aldana
Las prácticas electorales se venían repitiendo cada cuatro años, al igual que los nombres de la mayoría de candidatas y candidatos. Este 2022 la consulta presidencial y la elección de Senado y Cámara de Representantes tendrá características algo diversas. “Centrémonos en las propuestas y no en los discursos”, decía un líder en el municipio de Mercaderes, como una muestra clara del cambio en las prácticas. Otra característica de esta época es la creatividad versus las formas históricas de hacer la política electoral.
Antes, las lideresas y los líderes eran simples operarios electorales que generaban estándares en la publicidad, los actos o las reuniones locales, estimulados por el refrigerio y el tamal. Hoy en día, lo nuevo es que los proyectos organizativos alternativos y la representación social proponen participar no sólo en lo logístico, dicen y hacen: entrega de propaganda puerta a puerta con sus propuestas, reflexionan y autogestionan recursos económicos para no depender de financiadores de campañas.
Sinceridad y ética “para servir al pueblo y no a sus bolsillos”
En una sociedad decente, cuando la política se convirtió en politiquería y su filosofía noble fue secuestrada por los actores políticos, es importante volver a participar, acercarla al ciudadano libre para que éste tome decisiones sobre las políticas públicas que para bien o para mal afectan a la comunidad.
Con dignidad popular, son los liderazgos sociales quienes determinan cómo debe ser la campaña en su territorio (las propuestas programáticas locales, las sedes, etc.), rompiendo la práctica tradicional en la que el Senador o el Representante a la Cámara era quien definía.
Algunos candidatos del movimiento social, campesinos, indígenas, afros y urbanos pueden ser desconocidos en el escenario político electoral, pero no desconocen las necesidades de las comunidades, similares en todos los territorios de nuestro país. O ¿qué región tiene en sus veredas agua potable, salud de calidad o educación de calidad y pertinente?
De lo individual a lo colectivo: una cosa es una aspiración electoral que parte del interés personal y otra es una delegación o entrega de vocería a una o un dirigente de organización social, es por ello que unos presentan propuestas programáticas, mientras otros pronuncian discursos veintejulieros.
Regularmente las prácticas se transforman con el tiempo, pero en lo electoral se perpetúan porque ello garantiza el statu quo, y este año la sociedad colombiana, como en Chile, cambiará su rumbo con nuevas prácticas.