Por Walter Aldana
Desde que de la revista Semana se fueron los y las mejores periodistas, llegó a su dirección una polémica mujer, que encarna hoy por hoy la línea derechista (que de por sí no es mala por su orientación política). Es el método, el estilo, sobre el cual hay una serie de reparos. El esfuerzo por aminorar la presencia de Petro en el ámbito de lo favorable, de lo publicó y responsabilizarlo de los males de la capital y del país, es claro proceder de los grandes medios de comunicación escritos, televisivos y radiales.
Por lo anterior la campaña del Pacto histórico en su momento definió la no participación de su candidato presidencial en debates, no era formador de cultura política que las intervenciones de los otros aspirantes a la primera magistratura se centrarán en atacar a dicho candidato y no a presentar propuestas.
No les bastó hacer el fraude vía cambio de jurados de mesa de votación, de múltiples errores en la digitación del E 14, ya no fue el software, pero sí fue una estrategia que de manera vedada daría el resultado de la no contabilización de los votos para el Pacto, la recuperación de más de quinientos mil votos para Senado así lo evidencian.
Y ahí el papel de los medios masivos de comunicación: «confunde y reinarás es la máxima, con galimatías, «jugaditas» al estilo del Senador Macías, pretenden generar un ambiente engañoso. Acercar a Federico en las encuestas al puntero de la Colombia Humana, hablar de ello como un posible resultado en segunda vuelta e incluso jugar con el subconsciente del y la electora colocando en portadas de revistas (caso Semana), al segundo en el puesto del primero.
Pero es entendible, aunque no justifica dicho comportamiento. Es sencillo el análisis: los grandes medios de comunicación pertenecen a grupos económicos, que además tienen inversiones en otros sectores (infraestructura vial, salud privada, educación no pública y el sector financiero), amén de patrocinar candidatos a corporaciones y al mismo ejecutivo, se sabe entonces su compromiso con un modelo económico que privatizó los servicios públicos, acabó con la agroindustria nacional y quebró al pequeño productor del país.
El uso de redes sociales y concretamente del internet (cada persona con un celular que tenga cámara y datos se puede convertir en un comunicador), permite que conozcamos de la arbitrariedad y el uso desmedido de la fuerza por parte del Esmad en el reconocido estallido social.
¿Creer lo que digan los grandes medios de comunicación? Se debe es creer en el voz a voz, la cual dice que hoy Colombia quiere el cambio y que será insuficiente el miedo y la mentira, transmitido a través de Radio, televisión y el «gran» periodismo escrito.