Por Harold Ruiz Moreno
Decía el inmolado presidente chileno, Salvador Allende: “Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.
No es cabalístico pero un 19 de junio de 2022, Gustavo Francisco Petro Urrego, proveniente del movimiento 19 de abril, nacido un 19 de abril de 1960 en Ciénaga de Oro, Córdoba, encabezó en compañía de la lideresa afrodescendiente Francia Márquez, el pacto histórico, una confluencia de varios partidos de la izquierda democrática, de la centro izquierda, del frente amplio y el apoyo de la mayoría de los movimientos sociales, indígenas, afrodescendientes, ambientalistas, sindicales, de las organizaciones de mujeres, jóvenes, de la comunidad LGTBIQ+ y de diferentes expresiones de la sociedad civil, quienes en la mayor gesta de expresión del constituyente primario, logran conquistar después de muchos años, el gobierno, parte de un Estado con un control predominante de un modelo económico y político neoliberal de muchos años que siempre ha estado al servicio de los poderosos, del usurero sector financiero, de la oligarquía feudal y terrateniente del país.
La historia registrará la fiesta nacional que se vivió en campos y ciudades, cuando después de las 5. pm de ese 19 de Junio del 2022, la Registraduría Nacional dio a conocer que en el pre conteo de los votos registrados y contabilizados, daban como ganadora la fórmula liderada por Gustavo Pero como presidente y Francia Márquez como vicepresidenta. Era indescifrable, indescriptible, emocionante, la alegría de millones de colombianos y colombianas, quienes por muchos años habían intentado llegar al gobierno de una nación controlada por el bipartidismo y un grupo de poderosos, quienes combinando todo tipo de conductas y comportamientos violentos, se habían mantenido por cientos de años en el poder, pero con la derrota al perder el gobierno, se les empieza a disminuir ese control.
El pasado 19 de junio tiene muchos significados para un país que no olvida, ganamos, gritaron todos y todas, de diferentes edades, pero principalmente los jóvenes que fueron los que más inspiraron el pacto histórico y el frente amplio, desde distintos orígenes llegaron torrentes, de diferentes apoyos y opiniones políticas, los progresistas, los izquierdistas, del centro y provenientes también del llamado sector de la derecha. Finalmente Gustavo Petro y Francia Márquez lograron catalizar un deseo aplazado por muchos años, llegar al gobierno en las mismas reglas que ellos siempre impusieron en la llamada democracia participativa.
Miles fueron los protagonistas, veníamos de la mayor movilización vista en la historia de la nación, un estallido social de varias semanas, donde el pueblo colombiano se levantó en lucha y resistencia, el constituyente primario pedía cambios, se pronunciaba en contra de la injusticia y pedía equidad, y el mejor escenario para catalizar ese descontento sería sin lugar a dudas la confrontación de un nuevo modelo de gobierno y este se sometería al escrutinio popular. Lo logramos: por primera vez en la historia una propuesta venida del progresismo se imponía en las elecciones presidenciales.
También estuvimos quienes siendo jóvenes inquietos, hace 50, 40, o 30 años atrás, que románticamente queríamos llegar triunfantes al palacio de Nariño, algunos de manera quijotesca creímos que se podía por vía de las armas, otros por la vía electoral, pero todos abrazamos el propósito de lograr la libertad con justicia social, con alegría, dedicación y entrega, dejamos estudio, familia, amigos y convertimos el compromiso como tarea diaria; sabíamos que enfrentábamos al régimen más violento del mundo, la historia registra que en este largo camino, asistimos al duelo de ver caer a miles de hombres y mujeres que ofrendaron la vida para el logro de la meta, hoy seguramente danzan con mucha alegría donde estén, los 4 candidatos presidenciales de la izquierda democrática asesinados: Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo, Luis Carlos Galán Sarmiento y Carlos Pizarro Leongomez, los más de 6.000 integrantes de la UP, y miles de líderes y lideresas de los movimientos sociales que convencidos por la revolución o cambio, o como se llame la lucha histórica en la que militamos toda una vida.
Con mucha felicidad podemos decir que sobrevivimos, vencimos el destierro, la cárcel, la tortura, y claro está, la privación de muchas cosas elementales. Hoy muchos no tuvimos en cuenta que nos llegaría la vejez, sin posibilidad de pensión, y por ello hemos tenido que trabajar duro para sacar adelante a nuestras familias que muchos por fortuna recuperamos después de militar en las diferentes vertientes que ha dado la izquierda en Colombia.
Las gestas adelantadas por la izquierda democrática durante años para el tan anhelado triunfo son el ejemplo de resistencia y tesón, donde en el trasegar del camino, miles de hombres y mujeres ofrendaron la vida en el intento, en un país predominantemete violento, porque la casta dominante para aferrarse al poder ha recurrido a la violencia como método para evitar cualquier oposición que pusiera en riesgo los privilegios, que le permitieron la concentración de la riqueza, y la apropiación siempre de los recursos públicos.
Ganó el progresismo
Como para que quede claro que todo es posible, después de años y años de distinta clase de gobiernos antipopulares, ganó el progresismo. La agenda de la historia de Colombia comenzó a cambiar. Lo hará de la mano y el corazón de Gustavo Petro y Francia Márquez quienes apelarán al razonamiento, al argumento y sobretodo con la sensibilidad social que ha caracterizado sus vidas, se emplearán a fondo, mirando a su pueblo de frente.
Hay mucho por transitar para aportarle siquiera algunos cambios paulatinos al perverso régimen armado que el Imperio hizo en Colombia. La embajada yanqui se pasea a sus anchas entre sus ocho bases militares. Hay que desmontar tanta muerte y, lo que es peor, esta se sostiene en una serie de hechos que vandalizan al extremo a esta bella nación.
El sol ha comenzado a despuntar en la tierra de Macondo, por entre todos los agredidos del sistema, los que perdieron un ojo en las reyertas, los que jugaron su vida en los campos y en las calles. Ellos buscaban profundizar la democracia como un modo virtuoso de terminar con las pesadillas concentradas en el modelo neoliberal.
“Tuvieron que pasar 214 años de gobiernos antipopulares, más de 70 de guerra y 30 de neoliberalismo para que logre abrirse paso un proyecto alternativo en este territorio amplio y diverso, encantador y violento, anclado en el corazón del continente; por primera vez, en las urnas colombianas la esperanza le ganó al miedo y germina una nueva era en esta parcela bañada de realismo mágico, por donde más sangran las venas siempre abiertas de América Latina”.
“Este día indudablemente es histórico para Colombia, para Latinoamérica, para el mundo, una historia nueva porque lo que ha ocurrido hoy es un cambio, un cambio real”, arrancó arengando Gustavo Petro ante un público desbordado de fervor y emoción, una hora y media después de confirmarse su triunfo con el 50,4% de los votos, 3 puntos arriba del empresario Rodolfo Hernández y todo el poder del stablishment. Petro se convirtió en el mandatario más votado de la historia colombiana en una elección con una participación del 58%, la más alta desde 1998.
La palabra que más repitió en su discurso fue paz. “Paz integral” prometió a un país que se desangra hace décadas por la sistemática violencia estatal y paraestatal. También mencionó como ejes centrales la justicia social y la justicia ambiental, y convocó a la región a avanzar en la “transición energética” y a revertir la matriz productiva: “A los progresismos de América Latina les propongo dejar de pensar que es posible un futuro sustentado sobre el petróleo, el carbono, el gas, porque es insostenible para la existencia humana. América Latina puede construirse alrededor de la agricultura y las reformas agrarias, de la industrialización bajo nuevas tecnologías; una América Latina productiva y no extractivista”.
Una voz de Nuestra América
En la misma línea criticó a Estados Unidos por “emitir gases de efecto invernadero como en casi ningún otro país y que aquí los absorbemos en nuestra selva amazónica”. Y propuso “un diálogo en las Américas sin exclusión de ninguna nación”.
A su lado, la sonrisa ancha y el puño izquierdo en alto de Francia Márquez, primera vicepresidenta afro. Y en su espalda, los anhelos de las comunidades campesinas, indígenas y negras excluidas y racializadas, de la juventud reprimida y descreída de la política, de las mujeres y disidencias menospreciadas y violentadas.
Después de recordar a las y los líderes sociales asesinados a diario, Francia dedicó el triunfo a ese mundo plebeyo del cual proviene: “Después de 214 años logramos un gobierno popular, un gobierno de la gente de a pie, de la gente de las manos callosas, de los nadies y las nadies”. Y marcó el pulso de su agenda programática: “Vamos las mujeres a erradicar el patriarcado, vamos por los derechos de la comunidad LGBTIQ+, vamos contra el racismo y por los derechos de nuestra Madre Tierra”.
La devoción que despierta Francia Márquez y el protagonismo que tuvo en la campaña dan cuenta del elemento más disruptivo y simbólico de este nuevo tiempo colombiano. Madre soltera a los 16 años, trabajadora minera desde niña, empleada doméstica, desplazada y víctima de un atentado, con sólo 40 años ya lleva un largo derrotero como referente social anti-racista, ambientalista y feminista. “Soy porque somos” se llama su movimiento, explicitando la importancia del sentido colectivo.
“Esta lucha empezó con nuestros ancestros, somos parte de un acumulado y una resistencia que lleva más de cinco siglos”, sintetizó con su tono claro y pausado. Y luego destacó la valentía de los jóvenes reprimidos en las protestas, tejiendo un puente entre la memoria larga y la reciente: nada de este hito colombiano se explica sin dimensionar los procesos de lucha de los últimos años y el punto de inflexión que significó el estallido social del 2021.
En ese sentido, fue muy significativa la presencia en el escenario de la mamá de Dylan Cruz, asesinado por la policía en las movilizaciones de 2019, y las palabras de Petro pidiéndole a la Fiscalía “que libere a los jóvenes” en referencia a los más de 300 detenidos por manifestarse, al menos 40 sólo en la última semana.
El festejo democrático fue con caravanas improvisadas, celebraciones en esquinas, bares y plazas, sin importar la llovizna que irrumpía de a ratos. Predominaba una composición juvenil y femenina, los cantos contra el uribismo “paraco”, los interminables abrazos y las lágrimas en tantos rostros: emociones a flor de piel que reflejaban el carácter histórico de la jornada. Los mensajes y posteos daban cuenta de una escena que se repetía en todo el país, sobre todo en las barriadas populares y en los poblados rurales tan afectados por los grupos armados.
Las elecciones marcaron el agotamiento de un modelo de dominación sostenido con una maquinaria de violencia crónica. La derecha, derrotada en primera vuelta con el amigo de la oficina. En la alcaldía de Medellín su secretario de seguridad fue condenado por la alianza con este sector de la criminalidad y obligada a apelar a una figura bizarra como la del constructor Rodolfo Hernández, perdió el control político, pero sigue conservando el poder mediático, empresarial, militar y judicial, y, sobre todo, el supra poder del narco-paramilitarismo.
Desafíos de un gobierno popular
Se abren gigantescos desafíos para el nuevo gobierno. En primer lugar, construir esa nueva hegemonía que le dispute el sentido al “uribismo cultural”, tan arraigado en muchas regiones del país, y avanzar en un proceso democratizador que desmonte este sistema de injusticias sostenido con hambre y balas. En síntesis, animarse a transformar el modelo neoliberal y narco-paraestatal.
No habrá soluciones rápidas ni mágicas. Pero se abren nuevas condiciones para empezar a construir una Colombia donde haya lugar para “vivir sabroso”, esa consigna que Francia Márquez tan bien traduce: “Vivir sabroso es vivir sin miedo, es vivir con dignidad”.
En el plano internacional, será una gran noticia que Colombia se acople al creciente polo progresista latinoamericano, que restablezca sus relaciones con Venezuela, que por primera vez sume esfuerzos a un proceso de integración y, sobre todo, que deje de ser el principal punto de apoyo de EE.UU. en la región.
Con una diferencia de 30 años, Petro y Gabriel García Márquez estudiaron en el mismo colegio, La Salle de Zipaquirá, un pueblito vecino a Bogotá. Cuando recibió el Premio Nobel en 1982, Gabo ofreció un emblemático discurso que tan bien le calza a este nuevo ciclo histórico que nace en Colombia y que tiene como protagonista al presidente de Colombia: “Todavía no es demasiado tarde para emprender una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”.
A parte de haber presentado un programa para la transición democrática, nos enfrentamos a un discurso y expresiones patriarcales, machistas, violentas, del amigo de la oficina o del ordinario constructor, para corresponder con la propuesta acertada y elaborada del Pacto histórico y el frente amplio, ante el vacío evidente de argumentos para el país juvenil, las mujeres, la diversidad, las nuevas y urgentes exigencias que convocaron el estallido social bajo protagonismos frescos que se juntaron con los acumulados de la indignación campesina y étnica del paro del 14 de septiembre de 1997 o el paro del 2013, la campaña del Pacto Histórico, y el frente amplio introdujo variaciones en la acción comunicativa, para atraer y ganar la voluntad de los que nunca votaban, se impulsó la propuesta de Petro y Francia, desde simbologías que denotaban unas rupturas con ese viejo país que en esta coyuntura se unió para dar rienda a sus prácticas excluyentes.
Fue la voz de las mujeres, los jóvenes, las diversidades, los territorios campesinos y étnicos, los que hablaron desde un adecuado y eficiente programa de gobierno, que recogía de manera acertada el cumulo de muchos años de vida de lucha social y política, el que atrajo para crecer y ganar en el ámbito de la abstención, que resultó en un buen número una expresión sustentada, no sólo muestra de indiferencia, sino que fue atraída por el anhelo de ser potencia mundial de la vida.
Con una tendencia favorable en las encuestas que va desde un 56%, según Invamer, hasta un 69%, según el Centro Nacional de Consultoría, el arranque de Petro en el gobierno aún tiene visos de Luna de Miel, con mezclas de aciertos y desaciertos propios de un primer mes al mando.
30 días en el poder
Defensa, este es quizá uno de los temas clave más ambiciosos del presidente Petro, quien prometió una reforma y enfoque diferente en el manejo de la fuerza pública basándose en la defensa de la vida y protección de los derechos humanos. Y en un vuelco total de la política de defensa del país, Petro ordenó suspender los bombardeos aéreos contra los grupos armados ilegales en medio del conflicto interno para evitar daños colaterales a la población civil, la muerte de menores reclutados forzosamente y como un gesto para avanzar a una paz total.
«Los bombardeos deben ser suspendidos, vamos a evaluar el momento específico en que como una directriz absoluta se pueda disponer, pero hacia allá es que tendemos», dijo el ministro de Defensa del presidente Gustavo Petro, Iván Velásquez, en una conferencia de prensa el 25 de agosto, en la que afirmó que los menores reclutados forzosamente por grupos armados ilegales son víctimas de la violencia.
«Hay que privilegiar siempre la vida sobre la muerte y no se pueden desarrollar operaciones de un lado absolutamente que pongan en peligro la población civil», aseguró. «Por lo tanto toda acción militar que se desarrolle respecto de miembros de organizaciones armadas ilegales no puede poner en peligro la vida de estas víctimas también de la violencia». El Sr ministro de defensa Dr. Iván Velásquez aseguró que la paz no es debilidad del Estado frente a las organizaciones armadas ilegales y que las Fuerzas Militares y la Policía Nacional seguirán cumpliendo con sus obligaciones constitucionales.
Remezón en las fuerzas militares
A su llegada, el presidente renovó la línea de mando de las Fuerzas Militares y de la Policía, nombrando como comandantes de estas fuerzas a oficiales que no tuvieran acusaciones de corrupción ni de violaciones a los derechos humanos, y les pidió impulsar una política de seguridad que defienda la vida, en este revolcón que hizo el presidente en el sector Defensa 52 generales pasaron a retiro. También se comprometió a sacar del Ministerio de Defensa a la Policía Nacional y trasladarla a un nuevo Ministerio que llevaría el nombre de Paz, Seguridad y Convivencia.
Sin embargo, uno de los puntos que está en suspenso es desmantelar el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD), una fuerza policial que ha sido blanco de críticas internacionales por su responsabilidad en la muerte de manifestantes durante las protestas sociales de 2019 y 2021. Recientemente se presentó una propuesta para transformar al Esmad como hoy se conoce, pero no se habla de su liquidación.
Diálogos de paz con el ELN y otros grupos armados
Esta es otra de las apuestas del presidente Petro durante su mandato y para empezar a mover unos diálogos rotos desde 2019 tras un atentado terrorista del ELN en Bogotá, el presidente suspendió las órdenes de captura y extradición para quienes retomen el papel de negociadores con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). A esto se suma una comisión de paz encabezada por el canciller Álvaro Leyva y el comisionado de paz Danilo Rueda, quienes dijeron que estaban explorando la posibilidad de retomar los diálogos de paz con el ELN y se reunieron con el jefe guerrillero Antonio García para fijar las reglas de juego para sentarse a una eventual mesa de negociación.
Extradición y lucha contra las drogas
En este nuevo enfoque, el presidente Petro propuso varios puntos polémicos para cambiar la lucha contra el narcotráfico y la violencia que este genera. Ha dicho en repetidas ocasiones que «la guerra contra las drogas ha sido un completo fracaso», esbozó una propuesta el día de su posesión presidencial que tiene que ver con un nuevo enfoque: un proyecto de ley que su gobierno presentó recientemente al Congreso para legalizar la marihuana recreativa.
Porque si bien la ley colombiana ya permite la producción de cannabis con fines médicos, principalmente para exportar a mercados extranjeros como Estados Unidos y Canadá, los partidarios de la nueva legislación creen que solo la legalización del cannabis recreativo puede alejar a miles de agricultores del narcotráfico y llevarlos al mercado y comercio lícito. Pero tal como está, la constitución de Colombia prohíbe explícitamente el uso de estupefacientes sin prescripción médica. Por otra parte, el presidente propuso un cambio en la política de extradición de narcotraficantes a EE.UU. A finales de agosto, dijo que Colombia dejaría de extraditar narcotraficantes a Estados Unidos a cambio de que estos negocien con el Estado y no reincidan. Pero para quienes no se acojan a este plan o negocien, pero reincidan, la extradición sería inminente y sin privilegios jurídicos.
Relaciones bilaterales con Venezuela
Como si se tratara de una carrera contrarreloj, Colombia y Venezuela iniciaron rápidamente el camino hacia el restablecimiento de las relaciones bilaterales con la llegada de los embajadores Armando Benedetti y Félix Plasencia a Caracas y Bogotá, respectivamente. Lo más urgente para los dos diplomáticos era restablecer las relaciones bilaterales para después restablecer las relaciones comerciales entre Bogotá y Caracas, para tratar temas como la reactivación de vuelos entre los dos países, así como una posible reunión entre Petro y el cuestionado presidente de Venezuela Nicolás Maduro.
Reforma tributaria
Esta es quizá uno de los objetivos más inmediatos del presidente Gustavo Petro. Desde el segundo día en el cargo, Petro ha movido sus fichas para presentar una reforma tributaria que le permita recaudar unos 25 billones de pesos para 2023. La reforma propone la reducción de beneficios para quienes tienen ingresos superiores a los 10 millones de pesos mensuales, la introducción de impuestos para las bebidas azucaradas y los alimentos ultra procesados.
El ministro de Hacienda de Colombia, José Antonio Ocampo, dijo que esta «no es una reforma contra la empresa privada» y actualmente el texto se encuentra en discusión con gremios, académicos y mandatarios locales y se está discutiendo en el Congreso de la República. De esta manera la administración obtendrá, según sus previsiones, los fondos para financiar su ambicioso programa social.
En esa misma línea, el presidente Gustavo Petro, un defensor a ultranza de las transformaciones energéticas, propone defender el medio ambiente, está buscando reducir la dependencia de los combustibles fósiles y avanzar en la transición hacia energías más limpias. Por eso, en la reforma tributaria propone un impuesto al carbono, así como un impuesto a los plásticos de un solo uso en la reforma que conviviría con el que ya existe a las bolsas plásticas.
La paz total es tal vez una de las mayores apuestas del gobierno de la potencia mundial de la vida, y por ello se presentó la modificación de la ley 418 de 1997, donde se plantea la negociación con la insurgencia del ELN, las disidencias de las FARC-EP, y las organizaciones del multicrimen, constituir al menos un reunión bimensual del consejo de ministro que sería el gabinete de la paz, la centralización de los recursos para la paz en un solo fondo bajo la ejecución de la oficina del alto comisionado para la paz, la creación de 9 regiones territoriales de paz para descentralización de la misma, buscando acercamientos humanitarios de las regiones con los actores armados, esas son las modificaciones fundamentales que tendría la reforma de la ley citada.
Diálogos regionales y democracia participativa
Colombia como Estado Social de Derecho se fundamenta en la práctica de tener un régimen presidencial que concentra la dirección del Estado que ha permitido que no haya en la práctica una verdadera descentralización, que ha llevado a que la mayoría de los recursos públicos se prioricen en las 7 principales ciudades y el olvido centenario lo han vivido quienes habitan la llamada Colombia profunda, quien frente a la ausencia o poca participación del Estado son presas del conflicto armado y son sometidos por la criminalidad, quien como para-estado gobierna estos territorios.
Una respuesta del abandono de la Colombia profunda se manifestó en la copiosa votación por la propuesta liderada por el presidente Gustavo Petro y Francia Márquez vicepresidenta, que afortunadamente tuvo respuesta inmediata por parte del presidente, al proponer la realización de los diálogos sociales vinculantes de carácter territorial, donde la sociedad civil y los gobernantes pueden priorizar las intervenciones económicas del nuevo gobierno, de la misma manera serán el escenario por excelencia de construcción de la paz y la reconciliación, donde los diferentes actores armados quedarán a discreción de las comunidades y estos espacios con el aval del gobierno nacional puede autorizar negociaciones de ceses de fuego, treguas y otros mecanismos que pueden aliviar la crítica situación de emergencia humanitaria que viven los territorios de conflicto.
La experiencia es abundante en ejercicios donde el constituyente primario es convidado de piedra, porque la tecnocracia determina finalmente las inversiones de los recursos públicos y la Planeación no es participativa y menos vinculante con el anhelo de bienestar y progreso, y el reclamo de una justicia social con equidad es una quimera.
El presidente Gustavo Petro ha sido categórico en hacer énfasis de que su gobierno será participativo y la planeación será un asuto de todos y todas, muestra de ello fue su trino del pasado 8 de julio del presente año, cuando al referirse a los territorios del pacífico afirmó: “POR FIN EL PACÍFICO”, proponemos la constitución de una región administrativa y planificadora con autonomía en el litoral pacífico, son las comunidades del pacifico las que deben gobernar su territorio. La mitad del IVA a las importaciones que entran por Buenaventura debe financiar la región».
Como dijo el senador Iván Cepeda, hay dos pecados innegociables: “gobernar sin el pueblo y dejar de hacer las profundas reformas sociales que requiere Colombia”. Para mí, eso sería como cortar el cordón umbilical.
Colombia será una potencia de la vida si el gobierno le llega a los que no han tenido gobierno. Y enfrentar los retos para el cambio que en palabras del politólogo Pedro Santana Rodríguez, Director Revista Sur, las apuestas serían “las dificultades del cambio. Ahora terminada la conformación del gobierno toca gobernar, convertir las promesas en políticas públicas, y estas en acciones concretas. La primera gran dificultad radica en la precaria situación en que el gobierno entrante recibe al país. Un déficit de 80 billones de pesos, más un intento del régimen personificado en el gobierno de Duque que dejó comprometidas muchas vigencias futuras amén del descarado robo y saqueo de los recursos públicos. Pero no solo es el deterioro fiscal del país sino el altísimo endeudamiento externo además del deterioro institucional.
El gobierno y su primera línea que son los ministros deberán operar en tres frentes de forma simultánea. La primera hacer frente a las necesidades cotidianas de la gente y dentro de ellas la primera y más urgente es el hambre. Aún no se anuncia el plan concreto que se pondrá en marcha, pero este plan es de una urgencia manifiesta. Así mismo se esperarían medidas inmediatas de estímulos a la producción de alimentos que son uno de los factores que más está incidiendo en los altos índices de la inflación. Así mismo la gente esperará mejorías en la prestación de los servicios a cargo del gobierno tales como la alimentación escolar, la salud y que comiencen a bajar los índices de la violencia. De hecho, esto ya está sucediendo por la declaratoria de cese al fuego ordenada por las guerrillas del ELN como un gesto de buena voluntad ante el anuncio de la reanudación de las negociaciones, así también lo hizo público el Clan del Golfo, esto es positivo y seguramente se reflejará en la disminución de los índices de la violencia, pero su sostenibilidad va a depender mucho de los avances que tengan las negociaciones en escenarios que son diferentes y llenos de dificultades.
Sin embargo, las reformas de largo aliento solo serán viables y posibles si hay recursos y estos dependen de la reforma tributaria que ha sido presentada. El monto de recursos que se buscan es posible pues se requieren, según el ministro Ocampo, 25 billones, la duda es si esa suma es suficiente para todo lo que se quiere hacer. Digamos por lo pronto que la reforma ha sido presentada y que ya inició su trámite en el Congreso de la República. Allí se verá la solidez de la Coalición del gobierno para su discusión y su aprobación. Se vino el gobierno de la potencia mundial de la vida.