Por Walter Aldana
Recorrer las regiones de nuestro departamento es la clave para identificar las necesidades, conocerlas, hablarlas con las comunidades y pensarse con ellas las alternativas. Pero no son solo las necesidades básicas insatisfechas que alimentan el cuerpo; otro componente, a veces más importante, son las del alma.
Y es por ahí que quiero iniciar, expresando que el aspecto que se debe recuperar es la CONFIANZA; pasamos del valor de la palabra a enriquecer a los notarios, y aún así mucha gente trampea. Se han firmado acuerdos entre la institucionalidad y las comunidades, pero al irse el funcionario pareciera que se llevara el compromiso, algo así como que lo consensuado no fuera responsabilidad del Estado a través de su gobierno.
Es necesario recuperar la VOCACIÓN DE SERVICIO, entenderse el funcionario público, empleado o cualquiera otra categoría en la que se encuentre, como servidor, acompañante, puente entre la necesidad y la solución.
Se precisa apostar a que lo esencial de la sociedad sea administrado por lo público, entre ellos los servicios básicos para la vida humana, mínimo vital para los sectores marginales de la comunidad asegurado por el gobierno. Ello, sin desconocer que estamos en un estado social de derecho que debe garantizar la existencia de la propiedad privada, la competitividad de quienes, con todo derecho, buscan la plusvalía como finalidad. En ese contexto, compete a la institucionalidad, con una concepción humanista, propender por la redistribución de la ganancia y su reinversión social en la prestación de los servicios públicos.
Hay que pasar del discurso sobre la corrupción a enfrentarla, y todos sabemos que este cáncer no está en la etapa de la ejecución, se incuba en la elaboración de pre y pliegos de condiciones.
Algunos asuntos urgentes en el Cauca: la vía al mar; la carretera Santa Rosa – Descanse – San Juan de Villalobos; el mantenimiento de toda la malla carreteable del departamento; el saneamiento básico en nuestro Pacífico Medio; el cuidado de nuestro Macizo; el turismo en nuestro Oriente; los acuerdos interétnicos e interculturales; los pactos sobre el uso y tenencia de tierras en el norte; y alternativas de sistemas productivos; en fin, todo esto es lo que entendemos en el Cauca como la paz total.