Por Walter David Aldana Quiceno
Primero fue la arbitraria decisión del frente Dagoberto Ramos de pretender una vez más llevarse a un joven comunero en su ya conocida práctica de reclutamiento forzado (que sabemos no solo se explica por realizarse mediante la fuerza, también por la pobreza y las nulas opciones de ingresos económicos), acción que dio como lamentable resultado el asesinato de la mayora Carmelina Yule.
Le siguió la reacción presidencial con la expedición del Decreto 0385 del 17 de marzo de 2024 “Por el cual se suspende en los departamentos de Nariño, Cauca y Valle del Cauca, el Cese al Fuego Bilateral y Temporal de carácter Nacional con impacto Territorial con el Estado Mayor Central de las FARC-EP”, lo que en plata blanca significa mantener el acuerdo en el resto del país, menos en nuestro suroccidente. ¿Se pretendió fragmentar la “unidad de dicho proceso de coordinación”?
A renglón seguido, el 4 y 5 de abril se realizó un encuentro extraordinario entre las partes, al que asistieron las estructuras nucleadas en el Estado Mayor Central de las disidencias de las Farc-ep, con quienes NO se rompió el cese al fuego, sin la asistencia de los negociadores del suroccidente y Arauca, en cuya jornada de conversaciones se dejó en claro tres aspectos: continuar con la negociación; la no oficialidad de dicho encuentro; y el mensaje de no dejar por fuera de la negociación al bloque sur.
Se entiende que se tratará por todos los medios la reanudación de los diálogos, incluyendo al suroccidente, pero la ocurrencia de enfrentamientos armados en varias poblaciones y en la vía panamericana alejan cada día más la posibilidad de continuar las conversaciones de paz en el inmediato futuro.
Para completar el ELN anunció crisis de la negociación con el gobierno y la suspensión de la ronda de conversaciones del mes de abril ante “la insistencia del gobierno nacional” de realizar el diálogo regional en Nariño hacia una desmovilización regional. Las partes han coincidido en realizar una reunión extraordinaria en Caracas a partir del 12 de abril para evaluar la situación y decidir sobre el futuro de las conversaciones.
Los ruidos en las negociaciones son normales, pero la confianza entre las partes es vital para avanzar y considero que ahí está la dificultad en este momento.
Entre tanto, en Cauca más de 12 acciones de gran impacto mediático nos recuerdan que seguimos siendo el laboratorio del conflicto armado del país y que aún no se ve la luz al final del túnel.