Por Walter Aldana
Cuando la opinión pública, abusada por los grandes medios de comunicación, esperaba que la alocución presidencial televisada se despachara contra el gremio de los grandes transportadores que impulsó el paro camionero, el presidente Petro, con la frialdad que le caracteriza, lanzó la bomba de la compra del software Pegasus por parte del gobierno Duque a Israel.
Hagamos algo de pedagogía, para poder entender la situación.
Según Wikipedia “Pegasus es un spyware instalado en dispositivos que ejecutan ciertas versiones de iOS (el sistema operativo móvil de Apple) y Android, desarrollado por la firma cibernética israelí NSO. Descubierta en agosto de 2016 después de un intento fallido de instalarlo en un iPhone perteneciente a un activista de derechos humanos, una investigación reveló detalles sobre el software espía, sus capacidades y las vulnerabilidades de seguridad que explotó. Pegasus es capaz de leer mensajes de texto, rastrear llamadas, recopilar contraseñas, rastrear la ubicación del teléfono y recopilar información de las aplicaciones”.
En la columna de Julio Sánchez Cristo del 12 de septiembre en la revista Cambio se lee lo siguiente: “El periodista Gur Meggido, de Haare, investigó el asunto, reafirmó la veracidad de su investigación publicada en marzo, donde sostiene que Colombia pagó 13 millones de dólares por el software espía en 2021. Meggido asegura además que la transacción se realizó en efectivo”.
Las inquietudes surgen a borbotones: ¿Cómo compra un gobierno con dinero en efectivo? ¿Por qué no ingresó a Minhacienda? ¿Ese tipo de transacción es permitida para una entidad oficial? ¿De dónde salió ese recurso económico? ¿Es verdad que se trató de dinero incautado al narcotráfico? ¿Cuánto más se ha incautado que no haya entrado al tesoro público? ¿En qué otros casos se ha gastado? ¿La operación fue legal? ¿Con qué documento se autorizó al viceministro de Defensa del gobierno Duque para hacer la negociación?
En fin, cómo todo lo de la anterior administración Uribista, esto huele mal, pero claro con la alharaca del paro camionero, pretendieron tapar tan macabra acción pues su utilización de seguro la pagó el pueblo colombiano no solo con dinero sino, además, con vidas.