Foto: Giovanni Moreno C.
No es por aguar la fiesta que se vive en torno al TLC por estos días en Colombia, pero este tendrá efectos devastadores para la economía campesina. Aunque el Ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, aseguró que el TLC con los Estados Unidos no va a acabar con la producción agropecuaria en el país, se calcula que el 70% de la población campesina perderá en promedio el 16% de sus ingresos con este acuerdo comercial.Es importante resaltar que aunque el Gobierno ha reconocido esta situación no ha implementado medidas efectivas para promover la adaptación de la economía campesina a las nuevas condiciones de competencia.
Organizaciones de la sociedad civil y de la academia advirtieron estas graves consecuencias para el sector agropecuario, retomando dos investigaciones: 1) “La negociación agropecuaria en el TLC. Alcances y consecuencias y 2) “Los impactos del TLC con Estados Unidos sobre la economía campesina en Colombia”. Luis Jorge Garay, Eduardo Barberi, Carlos Salgado y Aurelio Suárez explicaron las principales amenazas que enfrentarán los pequeños productores en reunión convocada por Oxfam, Planeta Paz, US Office on Colombia y Wola.
1. Disminución de los ingresos en los hogares campesinos
Los expertos explicaron que la disminución de la ganancia neta por actividades agropecuarias ocasionaría una caída del 10.5% en el ingreso total para el conjunto de los hogares campesinos. En Colombia, según cifras oficiales, existen 1.4 millones de hogares campesinos, responsables del 50% de la producción nacional. Lo que significa que los productores campesinos van a perder montos diferenciales, dependiendo del porcentaje de la producción. Carlos Salgado, director de Planeta Paz, estimó que si en promedio cada hogar campesino tiene 4.5 personas dará como universo 6.4 millones de campesinos, de los cuales 1.8 millones serían los productores agropecuarios. Agregó que se afectará al 28% de los hogares campesinos. “El 14% de los productores en Colombia tendría una disminución cercana al 70% en sus ganancias, mientras que otro 14% tendría una caída del 48,5% de sus ganancias. Estos dos grupos conforman cerca de 430.000 hogares”.
Lo grave del asunto es que los ingresos de los hogares campesinos ya evidenciaban condiciones de vida precarias. “El 68% de los hogares registró ingresos por debajo de un salario mínimo (76% para los ubicados en zona rural y 44% para los de zona urbana), y apenas el 3% obtuvo ingresos superiores a tres salarios mínimos (2% en los hogares ubicados en zona rural y 9% en los de zona urbana)”, según arrojó el estudio.
2. Productores damnificados y los riesgos de la seguridad alimentaria
Los más afectados serán los cultivadores de maíz tradicional (326.000); frijol (93.000);arroz (37.000); trigo (27.000); y cebada (1.700), según cálculos presentados por los expertos. Estados Unidos tiene una capacidad importante de exportación de bienes agropecuarios producidos en Colombia y con la eliminación de los aranceles se van a reducir los precios internos y se van a incrementarlas importaciones.Según las investigaciones se prevé que “la reducción en los precios internos traerán como consecuencia una disminución en el área sembrada y en la producción nacional de estos bienes, dependiendo de la magnitud de las elasticidades de oferta en cada caso, con el consecuente aumento en el grado de dependencia alimentaria del país”. Los cambios estimados tendrían un efecto importante sobre el valor de la producción interna de estos bienes, con disminuciones superiores al 50%. Maíz blanco (52%), maíz amarillo (54%), trigo (62%), carne de cerdo (65%), sorgo (66%), carne de pollo (68%) y fríjol (79%).
3. También se afectará el bolsillo de los consumidores colombianos
Los pequeños agricultores no serán los únicos afectados pues también los consumidores llevarán del bulto con los precios. Los expertos recordaron que “la transmisión de precios no funciona y si bien es cierto que los productos que lleguen al país pueden tener precios más bajos, este beneficio no se traslada al consumidor y podrían aumentar como sucedió con el precio del arroz en Honduras”. Aurelio Suárez, representante de Solución Agropecuaria, explicó muy bien lo que podría suceder. “El espejismo que se ha montado con el TLC es que los productos van a venir más baratos. La verdad es que eso depende de quién los traiga. El arroz es el cereal más consumido en el país, el 85% del arroz para consumo interno lo venden tres empresas. ¿Existe posibilidad de que esas empresas sacrifiquen sus intereses oligopólicos, importen arroz y lo pongan más barato? Me temo que no. De manera que no solamente se influye a que precio lo compran los que lo traen, sino que es la transmisión de precios que esos importadores le den al consumidor colombiano. En la medida en la cual el producto nacional vaya desapareciendo y escaseando quedan con una posición dominante que les permite mover los precios.En México sucedió con el maíz. En la crisis de precios de 2008, la tortilla de maíz subió más de un 50% porque la producción mexicana había disminuido casi a la mitad, después de más de 15 años de TLC”.
4. TLC impondrá nuevos retos a la Ley de Víctimas
La Ley de Víctimas y de Restitución de Tierras es uno de los proyectos bandera del Gobierno Nacional, pero tampoco se salvará de los efectos del TLC. Luis Jorge Garay advirtió que “a las víctimas hay que garantizarles que el proyecto de vida se produzca en el campo. Muchos de los productores que hacen parte de la economía campesina son víctimas. Así que se requiere una atención urgente del Estado para que después del TLC haya un trabajo digno para las víctimas a través de programas integrales que superen el asistencialismo. Hay que motivar la asociación de los productores campesinos para que puedan tener una producción rentable”. Por otra parte, el investigador Eduardo Barberi manifestó otra preocupación “si la gente a la cual se le hace la restitución de las tierras no puede desarrollar proyectos productivos sostenibles van a terminar vendiendo la tierra a los despojadores y eso sería gravísimo”.
Aurelio Suárez se cuestionó sobre cuál será el plan de retorno efectivo sostenible en materia económica para las víctimas, si Colombia va a estar importando en cinco años, sin ningún arancel, el 95% de los productos agrícolas de los Estados Unidos. Agregó que las metas ambiciosas que el Gobierno plantea de restituir 160 mil predios en el año 2014 van a estar muy lejos de ese objetivo. “Supongamos que al final se logren. Que las cosas volvieran a estar como en los noventa, pero con el TLC qué se van a poner hacer esos campesinos”.
5. Reversión hacia cultivos de uso ilícito
Dedicarse al cultivo de uso ilícito es quizás la única alternativa que tienen los pequeños productores campesinos después del TLC si no hay una política de Estado para la pequeña y mediana empresa agropecuaria en Colombia. Barberi indicó que “hay un evidente riesgo de que la producción de narcóticos aumente porque los campesinos quedarán sin trabajo”. Entre tanto, Suárez insistió en la tasa de cambio. “Mientras que Colombia tenga 1750 pesos por dólar no hay ninguna posibilidad de exportar barato y existen todas las posibilidades de comprar productos afuera que van a derrotar nuestra producción. Se requiere de una política de Estado que apoye el crédito, la infraestructura, la comercialización, la seguridad de la soberanía alimentaria, la producción agrícola colombiana. De lo contrario, muy probablemente lo que el país va a ver es a una reversión hacia cultivos de uso ilícito, ya lo habíamos advertido en el Congreso de los Estados Unidos”.
6. La inequidad de la negociación entre Estados Unidos y Colombia, según el estudio
Asimetrías económicas: el acuerdo comercial no reconoció las grandes diferencias entre las dos naciones. La economía estadounidense es 7 veces superior a la colombiana, y el presupuesto agrícola por trabajador es 273 veces superior al colombiano.
Protección a los productos: Estados Unidos protege buenas parte de sus productos a través de las ayudas internas a la producción, mientras que Colombia desgravó la totalidad de sus aranceles (en distintos plazos según el producto) y desmontó sus principales medidas de protección como el Sistema Andino de Franjas de Precios y el Mecanismo de Administración de Contingentes que garantizaban la compra de cosechas nacionales.
La exclusión de productos: Estados Unidos excluyó de la desgravación el azúcar, uno de sus productos más sensibles y a la par uno de los principales renglones ofensivos de Colombia, así como los productos con alto contenido de azúcar no listos para el consumo final. Sin embargo, no permitió que Colombia excluyera producto alguno, como se pretendía en casos de bienes altamente sensibles como la carne de pollo o el arroz.
Cláusula preferencial: Colombia introdujo una cláusula de preferencia no recíproca en el ámbito agropecuario, en virtud de la cual el país le otorga a Estados Unidos cualquier preferencia arancelaria que negocie con otros socios comerciales, si esta es mayor a la concedida en el TLC. Lo anterior, le resta flexibilidad a Colombia en sus negociaciones comerciales futuras, impidiéndole otorgar acceso preferencial a otros países en productos en los cuales no tengan grandes ventajas a cambio de obtener tratamientos favorables en productos de interés.
Rigurosidad en los compromisos sanitarios y fitosanitarios: Las responsabilidades asumidas en esta materia por Estados Unidos no fueron más allá de los contemplados en el Acuerdo de medidas sanitarias y fitosanitarias de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Mientras que las exigencias hechas a Colombia sí fueron muy precisaspor ejemplo en cuanto a las obligaciones de entrada para productos cárnicos.
/ Reina Lucía Valencia V.
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