La izquierda: ¿una nueva oportunidad?

Foto: archivo CNAI

En Colombia los grupos de izquierda han tratado de abrirse paso en la democracia desde tiempo atrás, y aunque han tenido momentos exitosos, estos han sido frustrados por la extrema derecha, las élites políticas en las regiones y sectores militares y de policía que han participado en su exterminio. Pero también porque a su interior ha persistido el individualismo que ha dado al traste con la intención de construir un proyecto colectivo. Hoy la izquierda, que hasta hace unos años se mostraba como alternativa de poder, está dividida en tres movimientos:Polo Democrático Alternativo, Progresistas y la Marcha Patriótica.

Décadas atrás, la izquierda era la expresión de la inconformidad ante un sistema de coalición y alternación de los partidos tradicionales en el poder.El Movimiento Revolucionario Liberal, MRL,  dirigido por Alfonso López Michelsen; la Anapo, el Moir,  la Unión Patriótica y la ADM-19 fueron intentos para romper el bipartidismo que imperó durante todo el siglo veinte.

De todos ellos, el pionero en tratar de consolidar un proyecto político de izquierda fue la UP, que creció en todo el país como parte del proceso de paz de las Farc con el gobierno de Belisario Betancur. La UP debía ser, según los acuerdos entre las partes, un mecanismo para permitir que la guerrilla se incorporara paulatinamente a la vida legal del país. Ese tránsito a la legalidad se basaba en la garantía de los derechos políticos de sus integrantes, y la realización de una serie de reformas democráticas para el pleno ejercicio de las libertades civiles.

La UP significó el primer momento de auge para la izquierda en Colombia. Hasta que las fuerzas oscuras empezaron a asesinar a sus dirigentes y militantes de a pie –más de 1.500- entre ellos, dos candidatos presidenciales y 13 parlamentarios. Aunque el exterminio de la UP no ha sido esclarecido plenamente, las investigaciones de la Corporación Nuevo Arco Iris establecen que ésta matanza ocurre en un contexto en el que las élites regionales se resisten a los cambios del sistema político que se iniciaron con la elección popular de alcaldes en 1988.

Para entonces, la UPenarbolaba una plataforma de 20 puntos que formulaba reformas políticas, sociales y económicas. En 1986 Jaime Pardo Leal llegó a obtener el 4,6% de los votos a la Presidencia y alcanzó el tercer lugar en las elecciones. La UP tuvo un rápido éxito en los comicios regionales: el 25 de mayo de 1986  eligió 5 senadores y 9 representantesa la cámara; y en las elecciones locales de 1988 logró14 diputados, 351 concejales y 23 alcaldes; todos ellos en regiones donde la hegemonía la tenían hasta entonces liberales y conservadores.

Sería entonces cuando comenzaría la guerra sucia contra la UP por parte de quienes vieron en peligro sus intereses en las regiones. El exterminio físico acabó con este experimento político y dejó un profundo interrogante sobre las garantías reales que pueden tener los movimientos de izquierda que provengan de una negociación de paz.

El M-19 protagoniza el  segundo momento

Al finalizar el gobierno de Virgilio Barco Vargas la guerrilla del M-19 acordósu desmovilización y creó un movimiento amplio conocido como la Alianza Democrática  M-19 cuyo candidato presidencial fue Carlos Pizarro. Pero antes de llegar a las urnas este fue asesinado por Carlos Castaño.  Es entonces cuando  Antonio Navarro asume la candidatura  y ocupa el tercer lugar en la votación (con 739.320 votos),después del ganador, Cesar Gaviria Trujillo, del Partido Liberal, y del conservador Álvaro Gómez. Sin embargo esta nueva fuerza política ayuda en la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente en la que obtiene 19 curules y continua participando en las elecciones posteriores en las que logró tres alcaldías y nueve congresistas.

No obstante la ADM-19 pierde su empuje inicial al no consolidarse como alternativa de poder frente al gobierno de Cesar Gaviria Trujillo y por el contrario hacer parte de él. En particular con el nombramiento de Antonio Navarro como ministro de Salud, que hizo que el discurso se perdiera en medio de la repartición burocrática. Los demás integrantes del movimiento,se dividieron en listas a Senado y Cámara para alcanzar un mayor número de curules,  casi siempre a nombre de movimientos políticos de corte unipersonal. Esto se reflejó en las elecciones de 1994 cuando Navarro, de nuevo en la arena para la Presidencia, obtuvo apenas 219.241, esta vez bajo el ropaje del movimiento de coalición de fuerzas de izquierda “Compromiso Colombia”.

No viene a ser sino hasta 2002, cuando se funda el Polo Democrático Independiente, que la izquierda vuelve a tener cuerpo. La candidatura de Luis Eduardo Garzón a la Presidencia lo posiciona como un firme candidato a la Alcaldía de Bogotá, y a volver a tener una bancada en el Congreso, esta vez con el exmagistrado Carlos Gaviria a la cabeza.

Polo Democrático Alternativo: todo lo sólido se desvanece

En 2006 el Polo  Democrático Independiente, se fusiona con el Moir, el Partido Comunista, y los movimientos Unidad Democrática, Movimiento Ciudadano, Autoridades Indígenas de Colombia y Opción Siete y pasa a llamarse Polo Democrático Alternativo, que participa en las elecciones presidenciales de 2006 con la candidatura de Carlos Gaviria y logra por primera vez en la historia del país un segundo lugar con un resultado histórico:2´613.157 votos. El liberalismo, otrora hegemónico, ocupó el tercer lugar, y en ganador era el Presidente Uribe, quien se estaba reeligiendo con fuerzas emergentes y el Partido Conservador.

En esa ocasión el Polo ganó 11 curules en el senado y repitió en la alcaldía de Bogotá con Samuel Moreno Rojas. Parecía haber llegado la consolidación de una verdadera alternativa de poder en Colombia. Pero negros nubarrones se estaban formando adentro y fuera del Polo. Samuel Moreno y su hermano Iván se vieron desde muy temprano envueltos en un escándalo monumental de corrupción en la contratación de las grandes obras y servicios sociales de la capital. La denuncia o respaldo a los Moreno dividió profundamente al Polo, donde ya se sentían tensiones en torno a la ambigüedad con la que algunos asumían el rechazo a la lucha armada ejercida por las guerrillas.

Algunos de los más destacados líderes del Polo se fueron. Luis Eduardo Garzón a crear el Partido Verde y Gustavo Petro a lanzar su candidatura para el 2010 con un nuevo movimiento: Progresistas. Es así como Petro, sin el Polo logró la tercera votación para presidencia, y en 2011 gana la alcaldía de Bogotá, derrotando a sus antiguos camaradas del Polo y a quienes de su antigua tradición, militaban en el Partido Verde.

A ese concierto de tendencias vino a sumarse este año la Marcha Patriótica, movimiento de izquierda pura, con participación de sectores liberales y un fuerte liderazgo de Piedad Córdoba.

Ahora el panorama político nacional le plantea a la izquierda el reto de llegar unida a las elecciones de 2014 para enfrentar muy seguramente al presidente Juan Manuel Santos, quien podría buscar una reelección que hoy por hoy no está tan fácil; y al candidato de la derecha que sea ungido por Álvaro Uribe Vélez. Para asumir tal desafío la izquierda cuenta con una intención de voto de 28% según la encuesta de Cifras y Conceptos publicada en la última semana por el portal www.arcoiris.com.co. Pero ganar en un escenario de profunda división en la élite política tradicional implica que se abandone el personalismo, se restauren los vínculos y se cierren las heridas. Sólo si logran poner los intereses del país por encima de los personales, quizá la izquierda tenga por fin una oportunidad de llevar a cabo el proyecto de cambio que tanto se necesita en Colombia.

/ Oscar Fernando Sevillano

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