Foto: tomada de elheraldo.co
¿Por qué toman la decisión de echar a todos los actores armados de su territorio?
Porque no estamos dispuestos a abandonar el territorio. La gente saldrá mientras haya combates y hostigamientos, pero se ha definido una estrategia de resistencia alrededor del territorio, con un planteamiento de diálogo, de búsqueda de la paz y en ese contexto se ha planteado la desmilitarización.
¿Cómo lo están haciendo?
Se han quitado de algunos lugares las bases militares de los batallones de alta montaña, se están quitando las trincheras de la policía en los pueblos. Al mismo tiempo se han quemado los ‘chongos’ o laboratorios a la guerrilla. Pero se necesita avanzar mucho más. Este es un asunto de la población civil en Colombia que debe plantearse cómo se rechaza el militarismo, cómo se rechazan las acciones terroristas y hace una especie de llamado a la búsqueda de una salida negociada del conflicto que está viviendo Colombia.
José Domingo Caldono, de la Acin, explica qué está ocurriendo en el Norte del Cauca, donde los indígenas están levantado las trincheras de la fuerza pública y destruyendo campamentos guerrilleros.
¿Qué es lo que está en juego en el Cauca?
En general hay una disputa por el territorio. Por parte del Estado con los intereses de las multinacionales y la explotación de los recursos, la erradicación de cultivos, el destejer la organización social. Por parte de la insurgencia quieren controlar ese territorio por la minería y porque es un corredor estratégico donde se encuentran Cauca y el Pacífico. Y hay, digo yo, una fuerza social muy importante que no los respalda, que es civil. O sea que ese territorio se disputa entre la guerrilla, el Estado y los pueblos indígenas.
¿Cuál ha sido el papel de la fuerza pública en esa disputa?
Lo que está diseñado y en ejecución es un plan de consolidación territorial por parte del Estado lo que hay allí es una de presencia institucional de orden nacional y regional. Lo nuevo de esto es que a la fuerza pública se le han otorgado funciones sociales y además van a tener recursos económicos para inversión y de manejo para tema civil, como por ejemplo el arreglo de vías, la construcción de puentes, la reconstrucción de obras civiles destruidas en enfrentamientos. Pero de manera estratégica lo que buscan es poner en marcha y en práctica la política minera energética, ya que hay una extensa porción de territorio que está concesionada para la exploración de la explotación minera.
¿Y la guerrilla?
La guerrilla por su parte, quiere estar y quiere dar la pelea desde estas regiones y tiene una estrategia de guerra con acciones de grupos pequeñas de 2 o 3 personas. Acciones de hostigamiento y, como dice el Estado, de terrorismo. Pero también tiene la intención de infiltrarse en la comunidad, de estar en las direcciones de asuntos comunales, de estar en la guardia indígena, de estar en los cabildos. Hoy están con la idea de construir consejos patrióticos en los municipios y atraer a mucha gente a ese escenario y desde luego se están metiendo al interior de los territorios, en las viviendas de la gente, igual que el Ejército.
Otro nuevo conflicto es el minero ¿Se oponen ustedes a la explotación minera?
Al interior del movimiento indígena hay tres matices.
Una gente que históricamente han recurrido a esta actividad, no de manera permanente ni tecnificada, sino que recurrían a la minería una o dos semanas y de eso vivían dos o tres meses, complementando con sus parcelas. Hay otra gente que ya se ha dedicado a la minería de tiempo completo, más recientemente, usando incluso dragas, y generando impactos ambientales en la contaminación del agua. Y hay otra gente que no está de acuerdo con la minería, sea artesanal o tecnificada.
¿Es cierto que llegaron a acuerdos con los empresarios del Valle en esta materia?
Es posible que los cabildos indígenas, como autoridades ambientales, creen unos reglamentos en cada zona para que haya una minería sostenible. En esa dirección se ha ido a conversar con los industriales del Valle, en relación a la protección del agua. Se presentó un evento que inicialmente estuvo tenso, pues los indígenas consideran que esos son enemigos y que no se puede hablar. Y por parte de lo industriales consideraban que los indígenas eran alzados en armas, que son guerrilla, que son terroristas. Pero se encontraron puntos comunes.
/ Entrevista realizada por Luis Eduardo Celis