Foto: Luis Fernando Almario, excongresista de la República.
Luis Fernando Almario tiene ancestros huilenses, pero su padre Pedro Antonio Almario fue de los patriarcas de la colonización del Caquetá, hombre respetado al que se le recuerda por haber sembrado el palo de mango que está en el parque central de Florencia, que debe estar próximo al centenario.
Almario se destacó en sus estudios. Siempre ocupó el primer puesto en la escuela La Consolata y el Colegio Migani de Florencia, donde terminó su bachillerato, a mediados de los años setenta. Siendo hijo de un campesino con recursos llegó a Bogotá a estudiar ingeniería electrónica en la Universidad Javeriana, de la cual se graduó a inicios de los años ochenta.
De regreso al Caquetá, se vinculó a la política regional de la mano de sus primos Ortega Rojas, quienes ya tenían participación en ella. Caquetá era fundamentalmente liberal, bajo la égida de Hernando Turbay Turbay; pero en el departamento había una «costa azul», en el sur, donde la migración campesina de origen conservador se instaló en los años 50 y 60. Allí fue donde el joven Almario desplegó su liderazgo y logró un cupo en la Asamblea Departamental. Desde esos tempranos tiempos utilizó la electrificación para extender no solamente las redes de energía, sino su red política. Se afirma que eran estrechos sus vínculos con el ICEL -Instituto Colombiano de Electricidad- que era la entidad del Estado encargada de esta tarea y controló rápidamente a Electrocaquetá, donde hasta hace pocos años las directivas solían pertenecer al grupo de Almario.
Siendo Florencia una capital pequeña, todos los políticos se conocían desde siempre,y el gran articulador era el patriarca Hernando Turbay. En este ambiente Almario empezó a descollar hacia la política nacional en representación del Caquetá. Logra una curul en el Congreso en 1991, en representación del Partido Conservador, y poco a poco fue ganando espacio. Pero hay dos grandes fuerzas que tienen asiento en la vida caqueteña y con las que Almario entrará en relación: las FARC y el narcotráfico.
Almario, recientemente detenido por presuntos nexos con los paramilitares del Bloque Central Bolívar, ya había sido investigado por vínculos con las Farc. ¿Saldrá exonerado nuevamente?
La política del Caquetá, de los años 90, se desenvolverá en medio de la expansión del conflicto armado, donde las FARC crecen y consolidan una presencia militar y política. También emergen grandes jefes narcos caqueteños como Evaristo Porras, Leonidas Vargas, Miki Ramírez, quienes tuvieron vínculos con la política regional y nacional. Según las investigaciones de la Fiscalía, Almario habría sido uno de los políticos que presumiblemente tuvo vínculos con el narcotráfico.
En 1994 Almario llegó nuevamente a la Cámara de Representantes y consolidó su poder político en medio del proceso 8000, -el juicio contra el Presidente Samper- yllegó a ser vicepresidente de esta corporación.En Caquetá la jefatura liberal la asumió Rodrigo Turbay, después de que su padre muriera, y aunque las alianzas entre los Turbay y Almario eran pan de cada día, hubo un serio distanciamiento por este tiempo. En ese contexto las FARC secuestraron a Turbay y el dirigente político murió en cautiverio. Desde entonces Almario ha sido múltiples veces mencionado como posible cómplice de este plagio ante la justicia, pero nunca se ha probado su participación en éste.
En1998, las FARC prohibieron las campañas de liberales y conservadores para las elecciones en sus zonas de influencia. Almario entonces conforma el movimiento «Participación cívica comunitaria» con el que hace campaña en todo Caquetá y saca la más alta votación departamental.
Para estos años combina la electrificación, con la construcción de polideportivos, en su hoja de vida, la que presenta para estas elecciones, se lee:«Como diputado de la Cámara de Representantes de Colombia gestionó una parte de los recursos para la carretera Florencia-Suaza, la creación de 5 mil nuevos empleos en Florencia y otros 600 proyectos para el departamento del Caquetá, en sectores económicos, políticos y sociales. Impulsó la creación de Microcoliseos que por las condiciones climáticas del departamento, propuso colocarle techos a todos los coliseos del departamento, con una inversión de $1.200 millones de pesos. Impulsó también las Microeléctricas, con el fin de conectar las regiones apartadas y rurales con la red principal del sistema eléctrico, por lo que contó con cerca de $500 mil millones de pesos que consiguió con el gobierno nacional».
Es así como Almario logró articular a su red política, conseguir que las Farc le dejaran hacer proselitismo, tenía la aquiescencia (presuntamente) de los narcos caqueteños y el apoyo del gobierno del Presidente Samper. Ese tinglado demuestra su habilidad excepcional para moverse en aguas turbulentas.
La política del Caquetáse transformó en estos años. De los pactos de convivencia que había promovido Hernando Turbay por tres décadas, se pasó a una violencia política abierta. Mientras las Farc estaban en la zona de distensión del Caguán, los paramilitares se expandieron por el resto del Caquetá, donde los cultivos ilícitos también crecen. A Almario se le sindica de permitir el fortalecimiento de estos grupos y de establecer nexos con el Bloque Central Bolívar. Por supuesto esto significó ruptura total con las FARC, que atentó en varias oportunidades contra su vida.
No obstante, fue elegido nuevamente a la Cámara de Representantes en 2002 y 2006, y tuvo una investigación en 2007 por participación en los hechos que llevaron a la muerte de Inés Cote de Turbay y Diego Turbay Cote, en diciembre de 2000. Fue absuelto a pesar de que eran varios los testigos que hablaron de su complicidad.
Almario ha sido un gran jugador de la política caqueteña en los últimos treinta años, siempre de la mano de narcos, guerrilla, paramilitares y ha sobrevivido. La pregunta es si ahora la justicia Colombiana podrá decirnos blanco sobre negro cuales son las responsabilidades de este camaleón.