/ Por Kyle Johnson* Se dice que las elecciones presidenciales en Estados Unidos deciden quién será el hombre más poderoso del mundo por un mínimo de cuatro años, a pesar de la siempre creciente importancia de la China en la economía mundial. Pero, pese a la importancia de los resultados en EEUU, son pocos los análisis serios sobre el tema y las noticias confunden fácilmente si no se sabe como leerlas. Para poder entender bien lo que ocurre en las campañas y las elecciones estadounidenses, no sólo hay que saber leer bien las noticias sino también se debe conocer el sistema electoral de EEUU: el Colegio Electoral.
Para elegir al Presidente en EEUU, se usa el Colegio Electoral, que en vez de basarse en el voto popular, lo que hace es asignar a cada estado un valor numérico, que se calcula según su cantidad de representantes en la Cámara más dos puntos. Estos dos representan el número fijo de Senadores que tiene cada estado. Por ejemplo, el estado de Connecticut tiene cinco representantes a la Cámara y, como todos los demás estados, dos senadores. Su valor en el Colegio Electoral es siete puntos. El candidato que gane en el voto popular de Connecticut gana los siete puntos. Y así funciona para todo el país con los 50 estados. El candidato que llegue al total de 270 puntos, sumados después de la votación en todos los estados, gana la presidencia.
Por eso los resultados publicados en las encuestas hechas al nivel nacional sobre el porcentaje de personas que votarían por el candidato demócrata o el republicano no muestran todo el panorama porque no tienen en cuenta la distribución geográfica. El siguiente gráfico que muestra el promedio de personas que votarían por Obama (azul) o Romney (rojo) en el último año, aunque es muy interesante, es incompleto analíticamente para predecir quién será presidente.
Lo que hay que ver son los mapas hechos con base en los resultados de las encuestas que han sido desagregados de acuerdo a cada estado, pues son más confiables según el Colegio Electoral. El siguiente gráfico muestra quién tiene mejor posibilidad de ganar en cada estado. Los estados con color azul son los lugares donde Obama obtendría una victoria, los rojos donde Romney ganaría, y entre más intenso sea el color, más probabilidad tiene un candidato de ganar el estado. Los estados grises son todavía demasiado difíciles de predecir.
El gráfico muestra que Obama, según los resultados de las encuestas desagregadas por estado, le va ganando a Romney, aunque hasta el momento ninguno de los dos ha logrado alcanzar los 270 puntos para asegurarse la Presidencia. Estos son los datos a los que hay que prestar mayor atención.
Aunque las cifras son interesantes, no ayudan a leer las noticias y los discursos de los candidatos. Para entender más a fondo los comentarios de los candidatos, hay que pensar siempre en la población a la que el candidato está tratando de llegar. Por ejemplo, Mitt Romney ha dicho que no cambiaría las leyes existentes sobre las armas si es elegido presidente, lo cual implica que no apoya restricciones legales más fuertes sobre las armas.
Entonces, la primera pregunta no es si ésta es la posición filosófica de Romney, la pregunta es: ¿a quién quiere llegar con esa idea? Con esa posición, Romney está buscando asegurarse el voto de los ciudadanos norteamericanos que tienen armas y que no apoyan más leyes sobre el adueñamiento de las mismas. Pero el análisis no termina aquí.
Romney está apostando a que al tomar esta posición, el sector “pro-arma” de la población, le dé el suficiente peso al tema de regulación en la posesión de armas como para que se decidan a votar por él. Aunque ese ejemplo es bastante básico, es esencial seguir esta línea de pensamiento para cualquier comentario y posición de cada candidato. Cuando Obama sale a decir que no apoya aumentos en la tasa de interés para los préstamos estudiantiles, está buscando asegurarse el voto juvenil y estudiantil, y cree que tomar esta posición le asegura el voto de esta población.
Esa aproximación a las noticias de los candidatos no sólo explica las posiciones de los candidatos, sino también su lectura de la población estadounidense. Más importante aún explica por qué los temas internacionales no pesan tanto en las campañas: los candidatos y sus equipos creen correctamente que las preocupaciones de los norteamericanos vienen de problemas domésticos, lo internacional queda relegado a los temas principales de interés nacional: la guerra en Afganistán, las acciones tomadas frente al conflicto en Siria y, remotamente, los impactos del narcotráfico en México.
Con este acercamiento a los resultados de las encuestas y a las noticias y posiciones de los candidatos, se puede empezar a leer no sólo las elecciones de una manera más profunda, sino también a la población estadounidense: sus creencias, posiciones y el peso que da a varios temas. Pero hay un tema que siempre queda como el más importante – por encima de las guerras – y es el de la economía.
* Politólogo de University of Connecticut. Investigador de la Corporación Nuevo Arco Iris.