Foto: El presidente Santos en la marcha a Necoclí | Oscar Sevillano
/ Por Sergio Roldan. ¿Cómo se diseñó el proceso de restitución de tierras? Dos conceptos claves a tener en cuenta: priorización y focalización. Priorización significa el reconocimiento del Estado de que no puede atender al mismo tiempo todos los casos de restitución que le lleguen. Primero porque la restitución la hará el Estado central para controlar el proceso, en lugar de dejar en las entidades territoriales dicha responsabilidad y honrar su autonomía; segundo, porque los recursos son escasos y el Estado centralista no puede restituir y reconstruir comunidades en todas partes; y tercero, y razón fundamental, porque la dirigencia no cree que valga la pena reconstruir nada, considera que el campesino y su forma de vida carecen de valor para la nación.
Hay que decir que las peticiones de restitución empezaron a llegarle al Estado desde el año 2000, cuando se creó el Registro de Predios y Territorios Abandonados (RUPTA), administrado por el Proyecto de Protección de Tierras y Patrimonios, lo que hoy es la Unidad de Restitución (resuelven problemas, cambian de nombres), que queda allá en el Centro Internacional de Bogotá, en el edificio Bachué, que pertenece a las Fuerzas Militares.
Esos registros ya eran peticiones de las víctimas para que el Estado actuara, pero el Estado apenas registró, porque no tenía voluntad, o mejor, porque restituir era contrario a su voluntad, no continuó con el procedimiento administrativo tendiente a la restitución de la propiedad y al retorno del campesino desplazado. Por eso aquí decimos que el desplazamiento de campesinos de esos territorios fue un plan para desocuparlos de personas y entregarlos al gran capital: a la minería, hidroeléctricas, carreteras, palma, caña, maíz combustible, coca y piedras preciosas, entre otras.
Por su parte, focalización significa que el Estado escoge los lugares que serán objeto de restitución. ¿Saben quién escoge esos lugares? La Fuerza Pública. Se nos dice que por razones de seguridad, y en tal sentido, dónde se consolida la presencia armada del Estado en un territorio. De ahí que la focalización se hace en una junta directiva de militares. ¿Coincidirán dichas zonas microfocalizadas donde existen grandes proyectos de explotación de recursos naturales? No. No va haber retornos de población desplazada a dichas zonas. El plan de desplazamiento masivo se hizo para explotarlos sin tener que pagar el costo de reubicación, ni siquiera regalías a las comunidades adyacentes, caso Cerro Matoso en manos de la Billington, la misma que socava la naturaleza y la buena salud de las comunidades afectadas por El Cerrejón.
La microfocalización implica también una seria limitación de acceso a la justicia. ¿Por qué? Porque no todas las solicitudes de restitución tendrán un trámite. La Unidad de Restitución responderá al peticionario, que tiene que esperar, o hacer uso de recursos ordinarios ante la justicia (esa que está mermada hasta nueva orden), porque su finca no está en una zona microfocalizada. Pero en simultánea, le ofrecerá una Vivienda de Interés Prioritario (VIP) –no las zonas VIP de los aeropuertos-.
En esta segunda entrega, Sergio Roldán, pone en duda la restitución de tierras que impulsa el Gobierno nacional para favorecer a los campesinos afectados por la guerra en los últimos treinta años. Y afirma que hay un desinterés ciudadano por este tipo de temas.
Esa casa, que va entregar en compensación de la tierra el Ministro de Vivienda para preparar su candidatura politiquera y clientelista de 2014, y cuyos recursos manejará el magnate de Forbes, Luis Carlos Sarmiento Angulo (porque se ganó ser el operador en una licitación, qué paradoja), mide 34 metros cuadrados, un regalo para la convivencia pacífica de la familia rural más pobre en la urbe. No sabemos qué piensan los lectores de esto, una fórmula que servirá para compensar la tierra de las viudas que no querrán retornar a la finca que construyeron a pulso con sus esposos asesinados, porque él era el que trabajaba la tierra, y porque el Estado la hará esperar a su debida conveniencia. Ella tendrá que conformarse con ser empleada del servicio doméstico. En Sudán, en cambio, hay más compasión.
Hace varias semanas, el Presidente de la República viajó a Chivolo a entregar la primera “demanda simbólica” de restitución. Los medios lo registraron y…. mintieron. Porque esas víctimas de esas fincas no quieren entregarle el poder a la Unidad de Tierras para que las represente ante los jueces de restitución, esa parte no la dijeron. Sin embargo, el Presidente, y con él los medios de comunicación, nos dijeron a todos que el balón a partir de ahora está en la cancha de los jueces; y la verdad, el juez del caso Chivolo tiene cancha sin balón y sin jugadores. Esto a pocos ciudadanos nos importa. Más grave que la violencia estatal que genera la frecuencia de estos actos de circo pobre, es la indiferencia de todos.
Un punto en la agenda que quieren negociar los indígenas del Cauca es la explotación de oro que emprenderá la Anglo Gold Aschanti, que implicará la destrucción de su territorio ancestral, aunque saquen propagandas con voces angelicales que nos dicen que Anglo es de todos, como Pacific Rubiales.
Hace poco, el ELN al entregar dos ingenieras de una petrolera en Arauca, que de manera tiránica y arbitraria secuestró, envía con ellas un comunicado en el que le pide al Estado revisar la explotación del fósil y sus graves consecuencias que ya han causado sus errores y derrames en el ambiente, así como también-dijeron los insurgentes- que el explotador pague las regalías a la comunidad adyacente. Aterra que los ciudadanos del mundo no nos levantemos a pedir sustitución de gasolina por hidrogeno. Si esto pasara hasta los noruegos se quedarían con sus reservas y con los crespos hechos.
Pero nuestra dirigencia está aquí, en este territorio que se llama Colombia, para hacer buenos negocios, locomotoras de prosperidad. Veremos si la corrupción del régimen no se roba esos recursos, como ocurrió con la conciliación de Dragacol. Cómo será la desconfianza en nuestros nacionales que para auditarlos está contratada una empresa norteamericana.
Lo mismo pasa en Venezuela con Hugo Chavez, un militar, de la escuela de Virginia, puesto por tres petroleros gringos que, cansados de la corrupción del establecimiento, le dieron permiso al soldado para promover el sofisma del socialismo del siglo XXI en Latinoamérica, y mantener la estabilidad social, mientras sacan todo el petróleo que pueden, no importa que el payaso diga en la asamblea general de Naciones Unidas que George W. Bush es Satanás. Todo el petróleo de Venezuela vale más que esa indignidad con el Presidente de la potencia hegemónica.
Por eso estamos presenciando la última fase del capitalismo, al decir del actual director de la Academia Colombiana de Economía, la fase del capitalismo mafioso, sin principios, sin valores, sin verdades. Pero los indignados estamos llegando y no creemos que los depredadores alcancen a destruir todo lo que pretenden antes de 2014. Si no lo logramos, que nos condenen nuestros hijos.
¿Cuáles serán entonces los puntos de la paz que tanto sueña firmar el presidente Santos? ¿Acaso se atreverá a revisar las ocho mil licencias mineras que él y su socio político entregaron al gran capital nacional e internacional? De sofismas vive este régimen de cuatro poderes, pero la verdad sale a la luz de la mano del quinto poder, el de los indignados, aunque nos amenacen y nos maten, como ha pasado con los dirigentes del Cauca -pese a todos los focos en sus cabezas-, y con todo aquel que sin armas se ha levantado contra este maldito estado de cosas.
Si estamos todavía vivos, en una tercera entrega contaremos cuáles son los casos tipo que conocerán los jueces de restitución de tierras y a quiénes puede interesar.
Entre tanto, en el partido Cerro Matoso vs. Colombia vamos así: 25 billones para ellos en 30 años de explotación y 2 billones para Colombia en regalías. Algo de esos 25 billones estará en los bolsillos de nuestros dirigentes.