Foto: archivo revista Arcanos | cortesía Semana
/ Por Reina Lucía Valencia. Las posibilidades de que las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y el Ejército de Liberación Nacional (Eln) se sienten juntos en una mesa de negociación con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos son altas, sólo falta que las primeras le den la bendición a la propuesta.
Cuando confirmó las conversaciones exploratorias con las Farc para buscar la terminación del conflicto armado en su alocución del pasado 27 de agosto, el presidente Juan Manuel Santos también le abrió la puerta al Eln para que se sumara a dicha búsqueda, luego de que este grupo guerrillero expresara su interés en participar de manera conjunta en un eventual proceso de paz.
De aceptarse esa propuesta, no sería la primera vez que las Farc y el Eln estarían apostándole al fin del conflicto en un mismo proceso de negociación. En 1991 hablaron de paz con el gobierno de Cesar Gaviria, bajo la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB), donde también tenía participación el Ejército Popular de Liberación (EPL). En Caracas, Venezuela, y luego Tlaxcala, México, se llevaron a cabo los diálogos que no llegaron a acuerdo alguno en 1992 y se interrumpieron después de que hombres del Epl asesinaran en cautiverio al ex ministro Argelino Durán.
ArcoIris.com consultó la voz de varios expertos en los temas de conflicto armado y paz y siguió de cerca algunos pronunciamientos significativos que podrían dar pistas sobre las ventajas y desventajas de realizar una mesa conjunta con las guerrillas de las Farc y el Eln a través de la cual se negocie una salida negociada al conflicto armado. La mayoría coincidió en que son más los beneficios que los perjuicios para terminar 50 años de guerra en Colombia.
“Yo veo las condiciones para que haya una mesa de negociación con tres patas. Las Farc y el Eln están en territorios compartidos como Arauca, Catatumbo, Cauca, Nariño, Bajo Cauca antioqueño y Sur de Bolívar. Además, yo no veo que la agenda política sea distinta, aunque habrá cosas particulares donde cada grupo hará su énfasis como el tema de zonas mineras y petroleras, y garantías sociales en esos campos, una de las mayores preocupaciones del ELN”, indicó León Valencia, Director de la Corporación Nuevo Arco Iris.
Una fuente que pidió su reserva, pero que conoce muy bien los actores y los hilos del conflicto armado, consideró que no es conveniente que ambas guerrillas adelanten una negociación conjunta y adujo varias razones. La primera de ellas es que las Farc tienen una línea clara y cohesionada con relación a lo que quiere, y el Eln no; la segunda es que hasta hace unos años estaban enfrentadas y si bien superaron esos obstáculos no están preparados para estar juntos en un escenario como el que se avecina.
La guerrilla del Eln espera sentarse junto con las Farc en la mesa de negociación con el Gobierno Nacional. Solo falta la bendición de estas últimas. A través de las voces de varios analistas, se exponen en este artículo las virtudes y las debilidades de realizar un proceso de paz conjunto.
De otro lado, el analista consultado puso como ejemplo lo ocurrido en El Salvador con el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que unió a varias guerrillas, pero fue una construcción muy anterior a la negociación y con mando fusionado en una sola dirección. En Colombia no es así. Lo máximo donde se ha llegado fue a la unidad de acción durante la CGSB, pero más en el papel que en la realidad.
Y por último, admitió que hay temas que implican a las Farc y al Eln, como por ejemplo un eventual cese de fuegos y su implementación, lo mismo que el tema de la justicia transicional, como los posibles indultos, amnistías y suspensiones de condena para los combatientes.
Una de las principales ventajas del proceso conjunto es evitar que se repita la historia de la desmovilización de una facción del Epl en el Urabá antioqueño en 1991, cuando las Farc arremetieron contra los guerrilleros desmovilizados. Según Ariel Ávila, coordinador del Observatorio del Conflicto Armado de Nuevo Arco Iris, “las Farc y el Eln están en muchos territorios operando de manera conjunta. Negociar con uno solamente y dejar que el otro siga en la guerra puede conducir a una tragedia humana muy grande, donde se mate o se masacre a los guerrilleros desmovilizados, y no se le deje hacer política al que negoció”.
Por su parte, el ex comisionado de paz, José Noé Ríos, dijo que solo encuentra beneficios en que ambas guerrillas vayan juntas en el mismo proceso y señaló cinco aspectos: Es una cuestión que no se veía desde 1991 cuando se dieron las reuniones en Tlaxcala; Una sola agenda de temas es una gran oportunidad; en un solo proceso de negociación se cubrirían los compromisos de toda la comunidad guerrillera; cuando se firmen los acuerdos se le puede decir al país que en Colombia la rebelión política ha dejado de existir y que todo el mundo entra dentro de los cánones de la institucionalidad; y por último, se generan todas las condiciones para que los otros actores de violencia puedan ser tratados con los mecanismos que corresponden.
No obstante, Antonio López, presidente de la Corporación Nuevo Arco Iris, conceptuó que de manera distinta a lo que dijo Ríos: “el que crea que se marcha más rápido juntándolos es porque tiene una visión muy general y cree que eso es una sola cosa. Cada una de las organizaciones guerrilleras llega a la mesa de negociación con sus propios conflictos. No necesariamente juntarlos significa andar más rápido, juntarlos significaría andar mucho más lento de lo que el país espera”.
Lo que jugaría en contra en caso de que Farc y Eln no se sienten juntos a la mesa, según Valencia es que el proceso se tornaría más complejo y disperso; además, si uno de los dos grupos guerrilleros pacta un cese de hostilidades más rápido, queda el otro en hostilidades y hace más difícil cualquier proceso en las regiones.
Entre tanto, Ávila resaltó uno de los posibles riesgos de un proceso conjunto: “algunas estructuras del Eln podrían seguir en la guerra debido a una mala negociación. Las Farc tienen más relevancia nacional y al Eln se le considera una guerrilla muy débil, por lo que quedaría disminuida, lo que podría conducir a que se les preste una menor atención en los diálogos”.
El debate está abierto y por lo pronto hay que esperar el desarrollo de los acercamientos exploratorios. Ya el presidente Santos mostró su intención de involucrar al Eln, pero aún no se han pronunciado las Farc. Lo importante será lograr un equilibrio entre unos y otros, y construir una agenda en la que queden plasmados los intereses y garantías de cada grupo armado. Ojalá que la fuerza de la paz sea lo suficientemente arrolladora para lograr una negociación política exitosa con las guerrillas colombianas.