Foto: tomada de infonews.com
/ Por Sylviane Bourgeteau*. Leí que el presidente Juan Manuel Santos fue atendido de maravilla en la Fundación Santa Fe, de tal manera que no se arrepintió por no haber viajado a Estados Unidos para que le hicieran allá la intervención, como varias personas de su entorno le habían sugerido. ¡Le sugirieron ser atendido en Estados Unidos! Qué tal.
Que un gringo súper rico, que viva en Colombia, que necesite una intervención, prefiera ser intervenido en su propio país porque sospecha que, bajo su blusas blancas, los médicos colombianos escondan sus tapa-rabos, sinónimos de inexperiencia, torpeza e inhabilidad, puede a lo sumo responder al cliché -erróneo- que comparten muchos ciudadanos de la primera potencia mundial: no existe nada mejor y mas fiable que lo que existe en su patria. ¡Pero que lo piensen personajes del entorno cercano al Presidente, esto si que me pone a pensar! Pese a que, por decirles la verdad y tristemente, no me sorprende. Hay gente que tiene tanta plata que pagar el tiquete de avión a Estados Unidos, pagar una intervención, pagar los días de hospitalización y gastos anexos, les resulta un chiste. Peor aún, les resulta una opción totalmente viable y, por lo tanto, confesable.
Pero Santos se hizo el sordo y decidió ser intervenido en la “EPS Santa Fe”. Y le resultó a la perfección. Nada de cáncer, nada de metástasis. Salió totalmente curado y tan feliz y aliviado que, tal un predicador, lanzó una recomendación inspirada a los hombres colombianos de mas de 40 años: “que se hagan el examen de próstata, es un examen fácil y rápido, y se pueden evitar muchos problemas” y sin olvidar a las mujeres colombianas, agregó: “que las mujeres también se hagan el examen de mama”. Mejor dicho, salió del hospital pensando en las millones de próstatas y de pares de mamas de sus conciudadanos. ¡Gracias Presidente!
Solo se le olvido un detallito: somos muy, muy pocos, en ser atendidos en la “EPS Santa Fe”. En las nuestras, hay que rogar, implorar, suplicar o tener metástasis que salen por los orificios naturales para que nos concedan tal examen. Se lo digo yo, a quien contestaron cuando lo pedí “veremos eso más tarde”. Y al comentarlo en la sala de espera, mi vecina me contesto: “¿Más tarde? ¡Claro que sí, cuando ya será demasiado tarde!”. Y eso que esta señora, como yo, pagamos mensualmente nuestro acceso a la salud, al derecho a la buena salud.
“Exámenes médicos por ahí, exámenes médicos por allá, pero ¿cuales son estas EPS que atienden tan bien a nuestros dirigentes políticos?”. A partir de esta pregunta, la periodista francesa Sylviane Bourgeteau hace una reflexión sobre el sistema de salud colombiano.
La verdad, su sabia recomendación me deja como un sabor a chiste siniestro, de híper ingenuidad o de mandatario todavía bajo los efectos de los fuertes analgésicos que debieron recetarle.
Leí también que, además, de ordenar un examen medico al Vicepresidente Angelino Garzón, para determinar si estaba o no en capacidad de, eventualmente, reemplazar al Presidente de la República, se radicó en el Congreso un proyecto de ley que obliga a todos los funcionarios a hacerse un examen médico anual, con el fin de determinar el estado de salud de quienes tienen que tomar decisiones clave en el país.
¡Dios mio! Qué bien esta cuidada y atendida la salud de nuestra clase política. Más aún, estamos en una campaña preventiva y político-profilactica de primera. Digna de una de las primeras potencias mundiales. Y, seguro que la “EPS Santa Fe” atenderá a numerosos de nuestros políticos para asegurarnos que seguirán tomando decisiones claves para el país. El país, o sea nosotros, los millones de próstatas y pares de mamas descuidadas. Con este proyecto de ley, no me sorprendería ver a numerosos de nuestros políticos salir para Estados Unidos a hacerse tal chequeo medico, aprovechando el paseo para cumplir la promesa de llevar a sus hijos o nietos a Disney Word. Esto también me sabe a chiste…
Porque en este proyecto de ley, qué hay de la salud de las millones de próstatas y pares de mamas cuyo cáncer esta declarado y extendido por falta de atención y cumplimiento de las “EPS de ruana” y que temen por no poder cumplir con las decisiones claves y los deberes hacia su familia. O sea, sus hijas e hijos. O sea: el país de mañana.
Señor Presidente, me felicito que haya salido indemne y en perfecta salud de esta intervención.
Pero diría que estos chistes me hacen pensar en estas telenovelas donde la felicidad siempre vence a la adversidad; me hacen pensar en un mundo maravilloso, profiláctico, sano y libre de enfermedades. Y me confirman que una partecita ínfima de Colombia vive en otra dimensión, en otro mundo.
También me saben a insulto. Insulto a la profesionalidad de los médicos colombianos cuando no están constreñidos por las “EPS de ruana” a violar constantemente su juramento hipocrático.
Y finalmente, insulto a los millones de colombianas y colombianos que tienen como única opción viable a las EPS 007, o sea con licencia para matar o recetar “acetaminofén” (lo que resulta ser un pleonasmo).
* Sylviane Bourgeteau es periodista francesa, conocedora de la realidad colombiana.