/ Por Juan Carlos Florez*. La administración del alcalde Gustavo Petro presentó, el 25 de septiembre, ante el Concejo de Bogotá, el proyecto de acuerdo 261 de 2012, “por el cual se modifica parcialmente el Acuerdo 180 de 2005 que autoriza el cobro de una Contribución de Valorización por Beneficio Local para la construcción de un Plan de obras modificado por los Acuerdos 398 de 2009 y 445 de 2010”. La propuesta del Gobierno Distrital tenía tres pilares fundamentales: primero, lograr una prórroga por dos años para construir tres obras, cuyo plazo se vence el próximo 29 de octubre: Puente Aranda (carrera 50) por avenida Américas, avenida Comuneros, calle 6 y calle 13; avenida Ciudad de Cali (AK 86) por avenida Ferrocarril de Occidente (AC 22) (Fontibón); y avenida Ferrocarril de carrera 93 a carrera 100 (Fontibón). Segundo, conseguir un incremento en $150.731.072.675 en el cobro de valorización para la construcción de 34 obras en diferentes localidades. Y tercero, aumentar el área de influencia de los parques de 1.000 a 2.333 metros para que cerca de 400.000 predios ayudaran a pagar la construcción de 11 parques.
Los días 22 y 23 de octubre, el proyecto fue debatido en la Comisión Tercera (Hacienda y Crédito Público) del Concejo. Ante las críticas mías y de otros concejales por las fallas en la gestión del IDU, que ocasionaron la solicitud de recursos adicionales para las obras, la entidad decidió reducir su propuesta sólo a la aprobación del plazo de dos años para el inicio de la construcción de dos obras, retirando las demás partes del proyecto.
Por eso hoy debo señalar que la discusión ya no es sobre cuáles son los montos o cuáles pueden ser las obras que se construirán con el pago de valorización. Nada de esto importa si no hay cambios en la estructura de gestión del IDU, para evitar que los descalabros gerenciales del pasado, ocurran de nuevo. El alcalde Gustavo Petro ha denunciado de manera reiterativa que el IDU ha sido hipotecado por la corrupción. Sin embargo, le pregunto a la Administración ¿dónde están las propuestas para resolver a fondo dicho problema y modernizar la institución? ¿Dónde están los instrumentos de gestión para no seguir repitiendo los errores del pasado?
Al no ser realizadas reformas en el IDU, el instituto va a incumplir de nuevo con los plazos de las obras. En poco tiempo, el IDU estará solicitando un nuevo aplazamiento. Aunque los problemas del IDU son heredados de otras administraciones, el gobierno del alcalde Petro perdió este año y no lo transformó. Este es el tema de fondo. Un ejemplo de esta situación es que las obras de la 26 que estaban programadas para junio, aún no están listas. ¿Por qué incumplen los plazos? Porque el sistema de gestión al interior del IDU es paquidérmico y obsoleto. Por eso, el llamado a la Administración es a que reforme el IDU para transformarlo en un dispositivo eficaz de buena gestión pública.
Otro ejemplo: con mi equipo visitamos 22 de las 34 obras para las que se piden más recursos por la Administración en el proyecto de acuerdo. En esos recorridos constatamos la necesidad de muchas de ellas. Pero también corroboramos que no se han comprado todos los predios, como nos lo dieron a conocer, por ejemplo, los habitantes de las zonas donde se construirá la prolongación de la avenida José Celestino Mutis (Calle 63). Tampoco hay claridad en los diseños finales, como la articulación de las diferentes obras en la avenida Boyacá y la futura troncal de transmilenio. Y hay obras que se dejarían incompletas e inconexas, como los andenes de la avenida Rodrigo Lara Bonilla (AC 125ª) entre la avenida Alfredo Bateman (avenida Suba) y la avenida Boyacá, en la localidad de Suba. Esta situación confirmó las dudas sobre la capacidad de gestión del IDU para ejecutarlas.
Medellín dio un giro hacia la eficiencia, en Bogotá aun tenemos los viejos instrumentos administrativos que llevaron a los errores del pasado.
El IDU puede aprender de la experiencia nacional e internacional. Esta semana Medellín, Tel Aviv y Nueva York fueron declaradas como las ciudades más innovadoras del mundo por el Urban Latin Institute, entidad sin ánimo de lucro que promueve la iniciativa. ¿Qué tienen diferente en Medellín para lograr esta posición, si en Bogotá tenemos también personas inteligentes y capaces? ¿Por qué razón una ciudad como Medellín dispone de una empresa pública que gestiona de manera eficiente estos procesos y Bogotá no? Mientras que Medellín dio un giro hacia la eficiencia y desarrolló unos brazos ejecutores muy poderosos, en Bogotá aun tenemos los viejos instrumentos administrativos que llevaron a los errores del pasado. Eso se evidencia en la diferencia entre lo presupuestado para las obras de valorización en los estudios realizados en el 2005 por el IDU, y lo estimado en estudios posteriores de factibilidad o diseño. El 88,3% de las obras presenta un incremento en el costo de obra, algunos superiores al 100%. Los sobrecostos –estimados con base en información suministrada por el IDU– se sitúan en $150.731.072.675.
¿Qué nos dice la experiencia internacional? La Highways Agency, en Reino Unido, ha formulado un conjunto de procedimientos para lograr implementar sus proyectos con un uso eficiente de los recursos y entregar las obras en tiempos oportunos. Para ponerlos en marcha, la agencia tiene un Gerente de proyecto, quien lidera su desarrollo y dirige al equipo encargado del mismo en el día a día; un Senior Responsible Owner, quien hace la rendición de cuentas del proyecto. Su misión es asegurar que el proyecto cumpla con los objetivos que se propuso; un Project Sponsor, que es responsable por garantizar que se dé solución al problema que intenta resolver el proyecto; un Projecto Board, quien supervisa la entrega del proyecto y da el soporte requerido al Senior Responsible Owner. (Fuente: Highways Agency, Project Control Framework Handbook). ¿Por qué no aprender de las mejores prácticas en el mundo?
En el acuerdo de valorización que se discutió en el Concejo, la Administración metió los parques de relleno. No hay una visión de parque desde la óptica del alcalde Petro de reducir la segregación. Aunque el 88% de los usuarios de los parques públicos son los estratos 1, 2 y 3, la Administración no presenta instrumentos para que tengamos más parques en los sectores populares de la ciudad. Los parques para los que se pide contribución son parques zonales y metropolitanos, y no parques vecinales, que son los que requieren mayores inversiones por parte del Distrito. De acuerdo con un estudio del IDRD, la insatisfacción de la ciudadanía con las dotaciones recreativas y deportivas de los parques vecinales es del 50%. El 53% de los usuarios considera que las condiciones de este tipo de parques son apenas aceptables. Frente a esto, la Administración no dijo nada.
Por estas razones y en defensa de los contribuyentes propongo una reforma a fondo, para mejorar la gestión del Instituto de Desarrollo Urbano de Bogotá, IDU.
*Juan Carlos Flórez Arcila, concejal de Bogotá por la Alianza Social Independiente.