Foto: Giovanni Moreno C.
/ Por Oscar Fernando Sevillano.* La investigación realizada por la Corporación Nuevo Arco Iris en el año 2011 “Mercados de la Criminalidad Urbana en Bogotá”, logró establecer la manera como se han establecido en la ciudad, grupos armados al margen de la ley y organizaciones dedicadas al narcotráfico, los mismos que en alianza con bandas delincuenciales que desde tiempo atrás han marcado territorio en la capital del país, como la que se distingue con el nombre de “Los Pascuales”, manejan el negocio del microtráfico en la capital, atribuyéndoles también los homicidios y una gran cantidad de delitos que se cometen en su interior.
Según la investigación de Nuevo Arco iris, estas organizaciones han convertido algunas zonas de la capital en lugares donde ejecutan sus venganzas y realizan todo tipo de actividades propias de organizaciones criminales, las que hicieron que para mayo de 2011, tiempo en el que se presentó el estudio a consideración del debate en la opinión pública nacional, se registraran un total de 106 acciones de sicariato en la ciudad. Para ese entonces según las estadísticas de Medicina Legal, se reportaron en Bogotá un total de 1.336 homicidios en 2006; 1.414 en 2007 y 1.459 en 2008.
Hoy, aunque las cifras que registran los datos de inseguridad en la ciudad han mejorado según el informe de la Policía Metropolitana, donde queda claro que el año 2012 cerró con 1.281 homicidios, evidenciando el menor índice de los últimos 29 años, la amenaza por las acciones que ejecutan estas organizaciones criminales persisten en la actualidad. Prueba de lo anterior, es el asesinato de cinco miembros de la banda los Pascuales en la localidad de Usaquén, donde estos tienen su lugar de operaciones.
En lo que respecta a la localidad de Usaquén, Nuevo Arco Iris identifica un fenómeno diferente de lo que ocurre en las otras zonas que fueron objeto de estudio. Según Ariel Ávila, Coordinador de la investigación, “Allí se localizan tres sitios con dos particularidades diferentes, el primero es el sector de El Codito, donde la disputa por el control de la carrera séptima se ha hecho intensa. Panfletos, toques de queda y extorsiones son el común denominador. Las Águilas Negras y varias estructuras armadas se disputan el poder. La tercera zona conflictiva se da en la carrera novena entre la calle 127 y calle 134. En estas zonas operan bandas de delincuentes que tienen mando en cada cuadra”
El estudio identifica también los negocios que en Bogotá, se han convertido en centro de operaciones de lavado de activos como los sanandresitos y zonas de centros comerciales, que hoy por hoy son fuente de disputa por las posibilidades de lavar cifras superiores a 1,5 millones de pesos, lo que convierte a la ciudad en un “Olimpo” para este tipo de acciones. Estos lugares, durante años, han sido centros para este tipo de oficio, la diferencia ahora, según el documento, es que su control es motivo de disputa entre varias organizaciones mafiosas que no hacen presencia en la ciudad. De la misma manera se identifica los problemas que en materia de orden público, amenazan la seguridad en los lugares cercanos a la plaza de mercado de Corabastos en Bogotá, donde según el estudio, en este lugar existen una fuerte concentración de grupos armados ilegales que capturan rentas a través de las llamadas vacunas, esencialmente estas estructuras se ubican a las afueras de la plaza; en los barrios cercanos, que en su mayoría son barrios de invasión y donde estas estructuras armadas mantienen una presencia estable.
Según Ariel Ávila, el problema con estas estructuras criminales, es que no se trata de cualquier pandilla de barrio, sino de organizaciones que han extendido sus redes en los distintos niveles de la sociedad, y que para perseguirlas, se requiere de toda la capacidad en materia de inteligencia policial.
*Periodista del portal ArcoIris.com.co
Ver multimedia sobre los mercados de la criminalidad Urbana en Bogotá.
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