Entre el éxtasis y el tusibi

/ Por Santiago Mejía. Dos drogas sintéticas  la 2-CB y el MDMA, conocida mejor como éxtasis copan el mercado de las sustancias alucinógenas. Hoy por hoy son los psicoactivos más influyentes dentro de la población y marcan una tendencia la cual es controlada por una nueva generación de traficantes.  El 2-CB & MDMA (éxtasis) son las principales y las que están causando estragos especialmente en la capital.

¿Qué producen estas drogas y por qué son las más apetecidas y abundan en las rumbas de los jóvenes? ¿Qué riesgos significan para la salud?

Empezamos por el clásico éxtasis o MDMA, esta sustancia alucinógena fue inventada en los Estados Unidos y en los años 70 & 80 se convirtió en un fenómeno mundial. Se trata de un polvo blanco similar a la cocaína pero con un efecto más fuerte y mayor en el tiempo. Generalmente no se consume así sino en la forma de pepa con presentación en diferentes colores y con distintos logotipos. Pastillas de colores que son parte del mercadeo de los fabricantes de éxtasis. Las ruedas como también se le conoce contienen una mezcla entre el MDMA que es su componente primario y una variedad de anfetaminas. Sus consumidores sienten una euforia y alegría seguido por una aceleración y posiblemente taquicardia. Quienes la consumen se aseguran de tomar grandes cantidades de agua porque de lo contrario pueden correr el riesgo de deshidratación. Su precio oscila entre $20.000 a $50.000 dependiendo si viene en polvo o pepa.

La otra gran droga sintética, muy popular en  la rumba es la 2-CB, conocida como el tusibi. Es una sustancia fuerte producto de una combinación de distintos químicos que la ofrecen en polvos de colores y que hoy por hoy es la droga que reina en el país. Sus consumidores sienten una aceleración seguido por un leve mareo. Produce la sensación de la euforia y alegría similar a la que produce el alcohol; como si se estuviera “prendido”.  Es el psicoactivo más costoso, 1 gramo oscila entre $90.000a $150.000 y la mayoría de las veces  terminan entregando menos de un gramo.

Polvos blancos o de colores circulan por discotecas y bares, sin mayores controles marcando la pauta de la rumba joven. El consumo en Colombia ha ido creciendo y con la propuesta del gobierno que busca extender la política frente a la dosis mínima de marihuana y cocaína no hace otra cosa que reconocer un hecho, en contravía a Estados Unidos y algunos países de Europa donde el consumo y el porte están penalizados. Se revive así una vieja polémica entre quienes  como el ex presidente Álvaro Uribe solo creen en el castigo y la prohibición y frente a los que, como la ministra de Justicia, el ex candidato presidencial Carlos Gaviria y el alcalde Gustavo Petro, le apuestan más a la prevención y al manejo de los problemas de la droga como de salud pública.