Con todo el gremio cafetero patas arriba, la pobre está retrechera y a Juan le tocó llevarla al siquiatra.
Y es que la revaluación del peso, la baja en productividad en las fincas por invierno o por mano de obra costosa, la baja del dólar, los tire y jala con los bancos, gremios , federaciones y hasta con el gobierno, son algunos factores que se han mezclado y han logrado que las exportaciones de café hayan bajado a casi la mitad, y como consecuencia, que los caficultores se lancen al derecho legítimo de la protesta, sin perjuicios a terceros, entendiendo que los derechos de los unos, terminan donde comienzan los de los otros.
Y como si fuera poco, a que “Conchita” la serena mula que acompaña fielmente a Juan Valdez, se haya alebrestado y ahora resulte que es la mulita retrechera.
Ese es un tinto amargo que saborean todos los involucrados en estos momentos; y para el presidente Santos y su Ministro de Agricultura Camilo Restrepo, representa un problema adicional donde no sólo el café, sino otras joyas en granos del baúl de nuestra rica tierra, pierden valor y afectan a la agricultura en general.
El tinto como mancha de tinta, se está esparciendo por la servilleta del país. Y en una especie de roya va contagiando el cafetal vecino, del municipio vecino, del departamento vecino…
Sin embargo llama la atención, el fuerte llamado al orden que hizo el Ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón, utilizando ese tonito de voz marcado y firme con que acostumbra ante los medios de comunicación, al denunciar los delitos o intervenciones de índole “Non Sancta”.
No puede pasar desapercibido el hecho evidente que a los cafeteros, hombres campesinos trabajadores de sombrero a la cabeza, poncho al hombro, y sol a las espaldas, se les están uniendo en su expansiva protesta, indígenas, estudiantes, y otros extraños a los cafeteros, lo que hierve los ánimos y hace que ese tinto tenga aroma a manipulaciones externas al gremio, y que ya se hable de miles y miles de manifestantes, bloqueando vías, y toda la paisajística parafernalia de piedras, palos, chorros noqueadores agua, y gases lacrimógenos
Como quiera que sea, debe haber paz en el cafetal.
Es necesario que representantes de los agricultores, los distribuidores, los gremios, las federaciones, y el gobierno se sienten e invoquen como lo invoca el café “Águila Roja” en su slogan: “Tomémonos un tinto, seamos amigos…” porque las vías de hecho no son tradición en un gremio que más bien tiene tradición y reputación de cuidar esa perla roja que es su grano de café, que se consume y se exporta a nivel mundial y cuyos representantes son Juan Valdez y su mula “Conchita”.
Diálogo. Concertación. Mesura.
Urge que la mancha de tinto no se esparza más por la servilleta del país. Se deben encontrar las buenas e inteligentes formas para desactivar un conato de marchas y protestas que a nada bueno conducen, para que ambas partes cafeteros y gobierno queden lo más satisfechos posible, con la negociación alrededor de un buen tinto colombiano.
Y de paso, lograr que “Conchita”, la mulita, cobre la serenidad, la calma y la tranquilidad, para que luzca bonita al lado de su orgulloso dueño, nuestro querido embajador mundial, Juan Valdez.
*Publicista, catedrático universitario y columnista.