Imagen: cortesía Semana.com
Cuando se habla de conflicto armado en Nariño, parecería que se está hablando de una guerra sin fin, la intensidad del conflicto parece no mejorar. Incluso, con la tregua unilateral declarada por las FARC solo se vivió un pequeño respiro, ya que el incremento de los índices de violencia ha estado ligado a que este grupo guerrillero no es la única estructura ilegal que hace presencia en el departamento. Tal vez lo que más preocupa, en el contexto de conflicto dentro del departamento del Nariño, es la guerra que se libra hoy entre Urabeños y Rastrojos por el control de la zona costera y de cordillera.
Los municipios de la cordillera como Policarpa, Cumbitara, Leiva y los municipios del pie de monte costero como Ricaurte y la Costa Pacifica como Tumaco son las zonas más afectadas por el conflicto armado y en ellas cada día se puede observar un aumento en el número de actores armados. Desapariciones forzadas, falso positivos, minas, bombardeos y hostigamientos parecen ser el común denominador en estas zonas del departamento de Nariño.
Se podría decir que hoy en día Nariño vive 4 confrontaciones de forma simultánea. Por un lado, los enfrentamientos constantes entre las FARC y la Fuerza Pública azotan por lo menos 26 municipios del departamento. En segundo lugar, la fuerte guerra que se libra entre Rastrojos, Rocas del Sur y Urabeños, que afecta a la zona de la cordillera y del pacífico nariñense. En tercer lugar la disputa entre el ELN y la Fuerza Pública, que afecta la parte centro norte del departamento. Y por último, se vive una disputa descentralizada entre diferentes estructuras pertenecientes al narcotráfico y que anteriormente se agrupaban bajo la denominación de Águilas Negras.
Las FARC, luego de algunos retrocesos militares, han comenzado a retomar la zona de la cordillera, que incluye los municipios de Policarpa, Cumbitara, El Rosario y Leyva. Esta retoma se ha hecho a sangre y fuego en contra de los Rastrojos quienes dominaban la zona hasta hace unos meses. Inicialmente las FARC hicieron replegar a los Rastrojos de Leyva y El Rosario, y estos últimos se concentraron en Policarpa, y desde allí se desplegaban hacia la Costa Pacífica. Las FARC en 2011 habían logrado sacar a los Rastrojos de Argelia y Balbao en el Cauca, allí más de 80 miembros de los Rastrojos cayeron a manos de las FARC.
Además, desde septiembre de 2012 las FARC nuevamente comenzaron operaciones militares para retomar Policarpa, municipio del que habían salido en 2002 luego de la violenta incursión del Frente Libertadores del Sur de las AUC. El hecho más reciente fue lo sucedido el pasado 31 de enero de 2013 cuando murieron 4 soldados en Policarpa, dos más resultaron heridos y uno fue retenido por esta guerrilla.
A la vez que esta situación sucedía en Nariño, en el Valle del Cauca comenzaba a gestarse una guerra interna en la base principal de los Rastrojos. Los rumores, a comienzos de 2012, decían de una entrega inminente de los hermanos Comba a la justicia norteamericana, situación que no le gustaba a Diego Rastrojo, el otro mando de esta agrupación criminal. Los Comba en su afán de mostrar voluntad de negociar, comenzaron a entregar una serie de testaferros, mandos medios y algunos cargamentos de cocaína, la gran beneficiada con estos positivos fue la Policía Colombiana. El resultado de esta disputa fue la división de Los Rastrojos en al menos tres grandes estructuras.
Por un lado, se creó el grupo Rocas del Sur que básicamente fueron enviados directamente por los Comba desde el Norte del Valle del Cauca hacia la zona de la Cordillera nariñense, el objetivo era evitar las divisiones. Los mandos de los Rastrojos tradicionales en esta zona de Nariño se desplazaron hacia la Costa Pacífica y otros tantos hacia Cumbitara, y sobre todo a Tumaco. A la vez algunos mandos tradicionales que no salieron para Tumaco crearon el Grupo Rondas Campesinas, que sería rápidamente absorbido por Rocas del Sur.
Toda esta disputa se desarrolló en el 2012, situación que fue aprovechada por las FARC para la retoma de posiciones en el norte del departamento. El grupo de Los rastrojos tradicionales que operaban en Policarpa y Cumbitara se hizo famoso en el departamento por las ejecuciones públicas de personas como la de Diego Delgado, joven de 22 años asesinado el 18 de marzo de 2012. Igualmente casos de esclavitud sexual y trabajo forzoso hacia mujeres, al igual que violaciones se cometieron entre los años 2009 y 2012. Todos estos actos se ejecutaron sin que la Policía hiciera mucho. Por ejemplo el 11 de noviembre de 2012 fueron asesinados dos personas, quienes sufrieron el denominado “corte de franela”
Unos días antes de entregarse, para mediados del año 2012, los Hermanos Comba, decidieron vender la estructura armada de los Rastrojos o los denominados Rocas del Sur a los Urabeños, y una nueva guerra comenzó. Asesinatos selectivos y reclutamientos forzados comenzaron a presentarse. Los Urabeños llegaron al mando de Arbey, un narco medio de la región quien perteneció a las Rocas del Sur y luego tomó el nombre de Urabeños. Arbey en una emboscada logró capturar a alías JJ y alías 35, quienes fueron torturados y posteriormente asesinados, estos dos hombre eran los mandos de los Rastrojos en la zona.
Ahora los Urabeños avanzan hacia la Costa Pacífica y parecería que se van a tomar a Tumaco a sangre y fuego como se están tomando Buenaventura en el Valle del Cauca. En medio de esta disputa, las FARC no parecen tomar partido y esperan que esta guerra les deje un espacio suficientemente grande para retornar algunas zonas rurales de Tumaco, como ya lo están haciendo.
Tal vez en Nariño las FARC son el grupo armado ilegal más fuerte, allí operan con el frente 29 en la zona norte del departamento, al centró opera la Columna Mariscal Sucre, al sur en Tumaco opera la columna Daniel Aldana y al Sur oriente opera el frente 48, además en el departamento ejercen influencia los frente 60 y 8 al norte y 32 al oriente. No menos de 500 combatientes tiene las FARC en la zona.
En Nariño se parte que aunque la mesa de diálogo con las FARC en la Habana sea exitosa, las disputas territoriales por el control de las zonas estratégicas seguirá propiciando un amplio contexto de violencia; por lo que se deberá pensar en una concepción de paz mucho más amplia o una estrategia de seguridad definida en contra de los demás actores que delinquen en dicho territorio.
De no hacer un proceso de resocialización importante con los combatientes de las FARC, estos rápidamente podrían ser absorbidos por las dinámicas ilegales en el departamento, además es posible que se viva un postconflicto violento en todo el sur occidente, y que una vez las FARC entreguen las armas, los demás grupos criminales comenzarán una guerra por el control de las zonas dejadas por las FARC. Lo cierto es que en el corto plazo parece que la situación no mejorará en el departamento.