Imagen: cortesía El Tiempo
Las personas como el Representante a la Cámara Iván Cepeda, que señalaron al empresario esmeraldero Víctor Carranza de tener vínculos con el paramilitarismo en Colombia, podrían considerarlo como “el mayor símbolo de la impunidad judicial”, luego de su reciente fallecimiento, sin que se resolvieran las dudas que sobre el pesaban.
Víctor Carranza fue señalado por los ex jefes paramilitares Daniel Rendón Herrera, alias ‘don Mario’; Élkin Casarrubia, alias ‘el Cura’; Dúmar Guerrero, alias ‘Carecuchillo’ y Manuel Pirabán, alias ‘Jorge Pirata’, de colaborar con la conformación de grupos de autodefensas en los departamentos del Meta y Vichada, y de tener bajo su mando el control del grupo paramilitar, conocido como ‘los Carranceros’, con quienes supuestamente se asociaron los hombres de Carlos y Vicente Castaño para cometer la masacre de Mapiripán, donde asesinaron a 60 personas.
El llamado Zar de las esmeraldas, en 1993 debió enfrentar una investigación en la Fiscalía por enriquecimiento ilícito. Más adelante, en 1997, un fiscal de Barranquilla le dictó orden de captura por presunta conformación de grupos de justicia privada. Al año siguiente fue acusado del secuestro y posterior asesinato del contador del narcotraficante Leonidas Vargas, sin embargo en 2004 fue absuelto por el Tribunal Superior de Bogotá.
El empresario esmeraldero Víctor Carranza, logró eludir todas los señalamientos e investigaciones judiciales que le relacionaban con el paramilitarismo en Colombia.
Según el Portal de Internet Verdad Abierta, “Víctor Carranza fue un empresario que se aprovechó de las guerras y de todos los grupos armados para aumentar su poder económico en distintas regiones del país”, logrando obtener una paz entre los esmeralderos, luego de que una guerra verde bañara la región de sangre, dejando aproximadamente unos 3 mil asesinatos. Versiones judiciales señalaban a Carranza como autor de algunos de estos crímenes, sin que hasta el momento se le abriera investigación judicial.
El último de los señalamientos que pesó sobre la persona de Víctor Carranza, corrió por cuenta del Departamento de Estado de los Estados Unidos, quien reveló en diciembre pasado un documento que le identificaban como un líder paramilitar con el alias de «Clodomiro Agámez», atribuyéndole la matanza en 1997 de doce personas en Miraflores (Guaviare).
Víctor Carranza nunca pisó una cárcel, porque su lugar de prisión, mientras estuvo detenido fue Aquimindia, un centro de entrenamiento para los agentes del DAS ubicado sobre la vía a Cota, de donde logró salir tras la decisión absolutoria de una jueza.
Artículos relacionados:
Carranza: ¿el Al Capone colombiano?
Carranza según el Padre Javier Giraldo